Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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Tienes que Cambiar para Poder Amarte

Después de años de búsqueda, “la/lo” encontraste para combinarse ambo/as en lo que parece ser amor perfecto. Pero poco después, al pasar el tiempo, comienza a notar las maneras - grandes y pequeñas – en que las cosas no son realmente tan perfectas. Su pareja enciende el lavaplatos todos los días, silba villancicos todo el año, o le encantan los reestrenos de "La Casita  de la Pradera". Él/ella derrocha, o tiene demasiada tacañería. Usted es maniático del orden, pero su otra mitad es totalmente haragana. Y así sucesivamente. Comienza a sospechar que va a "liquidar", y empieza a preguntarse si la hierba es más verde en otro lugar. Inicia una campaña para corregir la personalidad de su pareja y cambiar sus malos hábitos. Empieza a ver a la persona que ama como un proyecto de recuperación humana, y su casa comienza a sentirse más como un campo de batalla que como un refugio de seguridad y amor. Es un patrón demasiado predecible.

Nadie ha investigado con mayor profundidad - cómo las parejas interactúan - que el psicólogo John Gottman. Sobre la base de muchos cientos de horas de filmación de parejas interactuando entre sí - en un apartamento especialmente acondicionado en Seattle – él aprendió a predecir, con un 91 por ciento de precisión , quienes fallarían y quienes permanecerían unidos . Uno de sus descubrimientos más interesantes fue que la mayoría de los conflictos en las relaciones existosas - el 69 por ciento para ser exactos - nunca se resuelven en lo absoluto. Asumir una relación, al parecer, es asumir una serie de problemas . Dado que ninguna relación está libre de dificultades - en la mayoría de los casos - la hierba no será más verde en otro lugar. Batallar con una pareja - con la vana esperanza de "ganar " – digamos: conseguir que él o ella cambie, por lo general sólo crea resentimiento y distancia. Como la mayoría de los desacuerdos en una relación tienen sus raíces en diferencias de personalidad y valores arraigados, es más realista aprender a vivir con ellos haciendo uso del humor y la paciencia; y contentarse con pequeños cambios y compromisos.

La clave para el éxito de las relaciones, Gottman descubrió, no es cómo las parejas manejan sus desacuerdos, sino la forma en que se tratan uno y otro cuando NO están peleando. La emoción más mortal - en cualquier relación - es el desprecio de su pareja, y la forma más eficaz de prevenir que este tipo de cáncer envenene su relación es trabajar - de manera deliberada y diaria - en alimentar el cariño y la admiración de uno por el otro. Sin la creencia fundamental de que su pareja es digna de honor y respeto, no existe ninguna base para una relación satisfactoria. Además, centrarse en sus sentimientos de cariño y admiración - por su pareja - es un antídoto inmediato al desdén, porque desprecio y admiración no pueden ocupar su mente al mismo tiempo.

Una de las formas más concretas - para demostrar respeto - es dejar que su pareja le influencie. Cuando su pareja expresa opiniones diferentes, hace las cosas de una manera diferente a la suya, o da consejos y sugerencias, ¿usted responde como si su poder y autonomía estuviesen amenazados? ¿Recurre a la crítica, al desprecio, a la actitud defensiva o evasiva para acallar a su pareja y destruir su punto de vista? ¿O escucha, debate y considera lo que está escuchando? (Nota a las parejas de hombres: la investigación muestra que los hombres son mucho más propensos que las mujeres a convertir los desacuerdos en luchas de poder.)

Pero, ¿cómo resolvemos los conflictos que se pueden resolver? Las discusiones terminan invariablemente de la misma manera en que comienzan. Si usted inicia la discusión de un problema con insultos, gritos, o acusaciones, así es como va a terminar la conversación. La resolución exitosa de un conflicto es más posible si habla con calma y  respeto. Quéjese, pero no culpe. Confronte, pero no ataque. Céntrese en la situación que le molesta, no en el carácter de su pareja. Haga declaraciones que comienzen con "yo" en lugar de "tú". Por ejemplo, diga "me gustaría que me escucharas", y no "nunca me escuchas." Acomode su solicitud dentro de una declaración apreciativa de lo que su pareja ha hecho bien en el pasado. Y no acumule cosas. Si espera demasiado tiempo antes de exponer un problema, éste acabará por hacerse más grande en su mente.

Es cierto que algunos problemas no se pueden resolver, y que no todas las relaciones deben continuar. La violencia física, por ejemplo, no es algo que cualquier persona deba aprender a tolerar en una relación. Y hay algunas cuestiones que pueden crear una parálisis fatal, a menos que se encuentre algún compromiso llevadero. Más sobre eso la próxima vez.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal

Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

¿Debo divorciarme de mi familia?

PREGUNTA: Le dije a mis padres que era lesbiana hace diez años, y he estado con mi esposa durante ocho años. Se negaron a venir a nuestra boda; y , de hecho, dejaron en claro que no es bienvenida en su casa. Este año, volé sola de vuelta a la costa este y pasé la Navidad con ellos . Fueron los cinco días más solitarios de mi vida. Tengo un hermano que es propenso a diatribas periódicas, en las cuales pasa de tratarme como un amigo cercano a un enemigo total; y entonces no me habla durante uno año o dos. No importa cuan mal se comporte , siempre se ve como la parte perjudicada y nunca se disculpa por su crueldad . Cada vez que se hace esto, mis padres lo excusan e incluso me acusan de "provocarlo". Este año cometí el error de confiarle lo mucho que echaba de menos a mi esposa. Se enfureció, me acusó de "hablar mal" de nuestros padres. Enseguida se dirigió a ellos y les contó su versión de lo que había dicho. La cena de Navidad fue embarazosa, silenciosa y miserable. Después que regresé a mi casa, mi madre me envió un correo electrónico enojada, acusándome de enfurruñada y desagradecida después de todos los problemas que habían pasado para hacer la Navidad especialmente para mí. No he respondido, y por primera vez en mi vida estoy considerando seriamente romper contacto con ellos tres. Pero me siento culpable por ello, y temo que si tomo este paso – conociéndolos - ninguno va a perdonarme o hablarme otra vez. ¿Cuáles son sus pensamientos al respecto?

RESPUESTA: ¡Caray! Usted le ha tolerado demasiado a su familia.
Es común en nuestra cultura, sobre todo entre los conservadores sociales  de "valores de familia", idealizar a ésta como la fuente de todo lo que es sagrado: crianza, seguridad, pertenencia, amor incondicional; y - para algunos - la realidad se acerca a esta imagen idealizada. Pero la psicología reconoció - hace mucho tiempo - que la familia también puede ser fuente de todo lo que es profano; y que la psicología sirve regularmente para desatar - o incluso romper - las lealtades a familiares tóxicos y abusivos . Y mientras que casi todo el mundo en estos días acepta el divorcio como una respuesta apropiada a una relación abusiva, todavía hay estigma sobre terminar relaciones con otros miembros de la familia, no importa cuan mal se comporten. La mayoría de nosotros pensamos que estamos atascados con nuestras familias para toda la vida, y que no tenemos ninguna opción en la materia. ¿Pero tiene que ser así ? Como adultos tenemos el poder, si sólo lo reivindicamos, de decidir quién cuenta como familia y quién no. Si definimos "familia" a las personas en nuestras vidas que se han ganado nuestra confianza, y que nos nutren emocionalmente y espiritualmente, entonces no todos nuestros parientes son familia, y muchos que no son parientes consanguíneos lo son.

Usted tiene el derecho y el poder de decidir, por sí mismo, quien pertenece en su "familia de elección."
Si al interactuar con un pariente, usted se siente constantemente agotado, enojado o manipulado; si se siente emocionalmente enfermo, o lo que es peor, enfermo físicamente (espalda y problemas estomacales, úlceras, migrañas, etc), es posible que esté en una relación tóxica y destructiva. Lo más grave de todo: si no se siente seguro (física o emocionalmente) en la presencia de un familiar, entonces es probable que sea hora de poner un poco de distancia entre usted y esa persona.

Dicho esto, también hay pasos intermedios entre el establecimiento de límites apropiados y el divorcio completo. En su caso, por ejemplo, puede decidir nunca pasar la Navidad, o cualquier otro momento parecido, en lugar alguno donde su esposa no sea bienvenida. Como pareja suya, ella debe ser su primera lealtad. También puede decidir  no tener más conversaciones íntimas con su hermano, ya que no tiene madurez emocional para ser de confianza con lo que usted divulga . Comience con un firme compromiso consigo misma de no dejarse abusar más, y luego averigüe que cantidad de distancia necesita - de su familia - para lograr ese objetivo.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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Exploración del perdón # 4: EL CAMINO DEL PERDÓN

Si has seguido la serie hasta aquí, puede ser que quieras perdonar a alguien que te ha hecho daño, pero te preguntas cómo hacerlo. El enfoque de cinco pasos, descrito a continuación, es una adaptación de un proceso basado en la investigación desarrollada por el Dr. Robert Enright en la Universidad de Wisconsin. Recomiendo encarecidamente su libro Forgiveness is a Choice (El Perdón es una Opción) a cualquiera que desee explorar el camino del perdón más profundamente.
El perdón es la decisión, consciente y deliberada, de dejar ir la ira y el deseo de venganza contra aquellos que te han hecho daño, independientemente de si realmente se lo merecen. Esto no significa olvidar o restar importancia a la gravedad de la infracción. El perdón no funciona como un desvío o evasión emocional: el dolor de la ofensa debe reconocerse y sentirse a fondo antes que el auténtico perdón pueda comenzar.

Pero mientras que perdonar no significa negar, olvidar o minimizar, requiere de nosotros que nos desprendamos de nuestra lealtad a nuestro sufrimiento. Existe la ilusión generalizada de que, de alguna manera, nos protegemos del daño aferrándonos a la ira, cuando en realidad lo único que hacemos es mantener las heridas abiertas. El Buda comparó aferrarse a la ira como agarrar brasas ardientes con la intención de tirárselas a alguien. Cuando haces eso, lo único que logras es quemarte tú mismo.

  • El primer paso para perdonar, entonces, es sentir el peso de la ira corrosiva que mantienes viva por negarte a perdonar, y darte cuenta que no es en tu mejor interés. Imagina como te sentirías, experimentando la tranquilidad mental que tendrías, si estuvieras libre de esta carga. Ve el perdón como un acto de auto-compasión.
  • El segundo paso es establecer una intención consciente de perdonar. Decide que ya no estás dispuesto a continuar siendo una víctima, al permitir que los pensamientos y recuerdos de tu agresor te atormenten y priven de felicidad. Al establecer una intención clara, también estableces el alcance de tu corazón. Cuando sabes a dónde vas, reconocerás lo que te apoya en tu jornada y lo que no.
  • El tercer paso es ver el panorama completo. Toda vida incluye experiencias de dolor y traición. Es el precio inevitable de estar vivo. En este sentido, el dolor no es sólo tuyo, es el dolor de la humanidad. Cuando lo ves de esta manera, tu dolor ya no te separa, sino que te conecta a todo el mundo a través de tu capacidad de compasión.
  • El cuarto paso es centrarte en la persona específica que te hizo daño, y en lugar de ver a esa persona desde el exterior como "otro" mal, siente dentro de su humanidad. Trata de entender las causas y las condiciones en su vida que la llevaron a actuar de la manera en que lo hizo. No para hacer excusas a causa de ellos, sino para encontrar compasión por la ceguera y el sufrimiento en ellos que los hizo actuar hacia ti del modo que lo hicieron.
  • El quinto paso es visualizar mentalmente a tu agresor enfrente de ti. Habla con esta persona como si él/ella estuviera realmente presente, y ofrécele el perdón. Siente el alivio a continuación al soltar, aunque sea por un momento, tu rencor contra él/ella. La primera vez que hagas esto, puede que no sientas indulgencia. De hecho, puede que sientas una intensa resistencia, o un afloramiento de la ira. Si eso sucede, enfoca tu atención en ti mismo, respira profundamente y acéptalo. Si te sientes autocrítico, ofrécete perdón por ser duro contigo mismo.

El perdón es un camino, no un acto solitario, y puede que tengas que pasar por estos pasos muchas veces antes de que comience a crecer. Es un trabajo duro. Pero el premio final vale la pena - el descubrimiento de que existen recursos en tu corazón que son más profundos y fuertes que cualquier herida.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


Tom Moon, MFT
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Exploración del perdón # 3: LOS BENEFICIOS DEL PERDÓN

Todas las tradiciones de sabiduría del mundo parecen ser unánimes por lo menos en un punto - que perdonar a los que nos han hecho daño es más sabio que alimentar rencores y resentimientos. Una razón, por la cual esto es cierto, es que perdonar significa dejar ir el pasado, lo que aligera nuestras cargas. Aferrarse a rencores es un poco como tratar de correr un maratón mientras cargamos una bola de bolos.

Hay un creciente cuerpo de investigación que demuestra que el perdón es beneficioso para la salud emocional y física. En más de 1200 estudios publicados, los resultados muestran consistentemente que las personas clementes tienden a tener no sólo menos estrés, sino también mejores relaciones, menos problemas de salud en general y menor incidencia de las más graves como la depresión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cánceres. ¿Por qué? Parece que el perdón funciona, en parte, con la reducción de los efectos corrosivos de ser implacable - esa mezcla dolorosa de ira, amargura, odio, resentimiento y miedo a ser nuevamente herido. Los efectos nocivos de estas emociones negativas incluyen el aumento de la presión arterial, la adrenalina y los niveles de cortisol, que se han relacionado con las enfermedades cardiovasculares, supresión inmunológica y, posiblemente, afectación de las funciones neurológicas y la memoria.

Una segunda manera de como el perdón funciona es más sutil. Estudios demuestran que las personas con fuertes redes sociales tienden a ser más saludables que las solitarias. Las personas que están enojadas, y recuerdan cada leve ofensa, son propensas a perder relaciones a lo largo de toda su vida, mientras que los que son tolerantes tienen más probabilidades de atraer y mantener un sistema fuerte de apoyo social, lo cual tiene múltiples beneficios para la salud.

Pero muchos de nosotros no nos permitimos la libertad que el perdón proporciona porque somos fieles a nuestro sufrimiento. Todos queremos ser felices, sin embargo, una de las debilidades humanas más predecibles es aferrarse a nuestros traumas y traiciones como si dejarlos ir significaría negar o minimizarlos. Perdonar, entonces, es una especie de victoria espiritual de la sabiduría sobre el engaño, y del amor (incluyendo el amor propio) sobre el odio.

Un ejemplo inspirador de lo que es posible para nosotros es el Dalai Lama, quien lleva el peso de la opresión en el Tíbet y la pérdida de su cultura. Sin embargo, a pesar de todo, sigue siendo una persona muy feliz y alegre. Él dice: "Se han llevado tanto. Han destruido los templos, quemado nuestros textos, desnudado nuestros monjes y monjas, limitado nuestra cultura y destruido de tantas maneras. ¿Por qué debería dejar que se lleven también mi alegría y paz mental?” Como el gran texto hindú, el Bhagavad Gita dice: "Si quieres ver a los valientes, mira a los que pueden devolver amor por odio. Si quieres ver lo heroico, mira a los que puede perdonar".

Pero incluso si estamos convencidos de que el perdón sería el mejor camino a tomar, a muchos de nosotros nos resulta muy difícil hacerlo. Voy a hablar sobre cómo hacerlo la próxima vez.

CUARTA PARTE - El camino del perdón.

Traducido del Inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


Tom Moon, MFT
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Exploración del perdón # 2: CONCEPTOS ERRÓNEOS

En la primera parte de esta serie de cuatro artículos argumenté que las víctimas no tienen la obligación moral de perdonar a sus agresores, y que sentirse coaccionadas por la idea del perdón como un deber puede ser perjudicial cuando éstas no están auténticamente dispuestas a hacerlo. Dicho esto, es cierto que hay beneficios al practicar el perdón. Pero también hay algunos errores importantes, en cuanto a lo que es perdonar, que pueden interponerse en el camino de hacerlo. Éstos son los cuatro conceptos erróneos más importantes:

  1. Aferrarse a resentimientos castiga a otros. Mucha gente no va a perdonar un agravio que se les hizo porque "sería cómo desenganchar a él o a ella"; como si alguien, a la que no han visto en años, de alguna manera está viviendo "colgada de un gancho" porque se le continúa guardando rencor, pero la cual se sentiría mejor inmerecidamente si el rencor se detuviera.
  2. Perdonar significa tolerar el mal comportamiento. Perdonar no significa olvidar, ni tampoco significa negar que ofensas reales fueron cometidas. Es una decisión deliberada de dejar atrás al pasado, y dejar ir sentimientos de resentimiento o venganza hacia aquellos que te han hecho daño, sin importar si realmente merecen tu perdón. Nada de esto implica excusar o minimizar la mala conducta.
  3. Si te perdono, tengo que permitirte de nuevo en mi vida. Perdón y reconciliación no son la misma cosa. Por lo general, es mucho más fácil perdonar un agravio si el autor se disculpa, pero dejar ir el resentimiento y la revancha es algo que podemos hacer completamente por nuestra cuenta, aún sin que la otra persona sepa que lo hemos hecho, porque la esencia del perdón es simplemente dejar ir el pasado. Reconciliación, sin embargo, se trata de comprometerse con un futuro. Esto significa volver a un cierto grado de amistad, y para que eso suceda, la confianza tiene que ser restablecida. Podemos optar por perdonar a alguien que nos ha maltratado, pero todavía reconocer que la persona puede seguir siendo abusiva con nosotros si restablecemos la relación. Perdonar no significa ser ingenuo acerca del carácter o las intenciones de los demás.
  4. Aferrarme a la ira me mantiene en control. La rabia es una energía intensa, y sentirla puede hacer que nos sintamos seguros y en control. Pero la rabia insondable y exagerada, la de aquellos que se sienten sumidos en la victimización, los hace sentir cualquier cosa menos poderosos. Aquellos que están atrapados siempre en ese estado mental, se sienten impotentes y presos en sus propios infiernos interiores.

Por último, perdonar requiere madurez para aceptar algunas verdades incómodas: que el pasado no se puede cambiar; que las acciones dañinas de otra persona nunca se pueden deshacer; y que la gente que nos agravia puede que nunca vean el error de sus maneras. Pero la práctica del perdón también puede revelar otra verdad importante y sorprendente: en fin de cuentas, nadie tiene que cambiar para que nosotros podamos estar en paz. Más sobre eso la próxima vez.

TERCERA PARTE - Beneficios del Perdón.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


Tom Moon, MFT
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Exploración del perdón # 1: NO ES UN DEBER

PREGUNTA: No puedo dejar de odiar a mi padre. Era un hombre violento que pegaba, intimidaba y aterrorizaba a toda la familia. Se dio cuenta que era gay años antes que yo lo hiciera, y pensaba que era gracioso llamarme " el maricón ", incluso en público y delante de desconocidos. Me fui de la casa hace doce años y nunca he vuelto. Mis valores espirituales me han sostenido todo este tiempo, y me enseñan que es mi deber perdonar. Creo esto, pero no puedo hacerlo. No puedo dejar ir la ira y la amargura. ¿Cómo puedo llegar a perdonar?

RESPUESTA: ¿Puede el perdón ser alguna vez una obligación? Muchos sobrevivientes de abuso infantil parecen creer que su sufrimiento les confiere el deber de perdonar a sus agresores, pero no veo cómo las víctimas pueden tener ninguna obligación hacia ellos, excepto para evitar sucumbir a las tentaciones de venganza destructiva. Hay algo psicológicamente irreal acerca del concepto del perdón como un deber, porque no puedes hacerte sentir perdonador sólo porque piensas que debieras. Cuando el perdón viene, parece hacerlo por su propia cuenta, cuando el corazón está listo.

Simpatizo con el deseo de no querer alimentar permanentemente su rencor, porque es una forma muy dolorosa de vivir. El hecho de que quiera liberarse de este sufrimiento es un signo del amor que se tiene a sí mismo, lo que me lleva a esta sugerencia: si quiere perdonar, comience con usted mismo. Deje de hacerse daño por sentir dolor. Si está diciéndose a sí mismo que debiera estar sobrepuesto a estas alturas, se está tratando a usted mismo con una versión del mismo desprecio que su padre le mostró. Usted, como todo el mundo, es un ser humano sensible y vulnerable que puede ser herido profundamente por los demás. Acepte y perdónese a usted mismo por eso. Si encuentra que perdonarse a usted mismo es una tarea difícil en este momento, tampoco se haga daño por eso.

En última instancia, parte de lo que me hace optimista sobre la naturaleza humana es que cuando los sobrevivientes de abuso hacen su trabajo interior - cuando se hacen amigos de ellos mismos y llegan a ser profundamente leales a su propio bienestar – entonces una compasión cálida y un perdón real hacia los perpetradores florecen a menudo por sí mismos. Pero esta apertura del corazón no puede ser forzada. Cuando tratamos de obligarnos a perdonar como un imperativo moral, sólo terminamos haciéndonos sentir culpables, y el "perdón" que ofrecemos hiede a la beatería hipócrita de aquellos que "aman al pecador y odian el pecado." Si, como un subproducto de un buen cuidarse a uno mismo, llegamos al perdón, eso sería fantástico porque aligeraría la carga. Pero no trate de forzar algo que no puede hacer con sinceridad hoy en día.

SEGUNDA PARTE - Ideas Erróneas sobre el Perdón.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


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Preocupación no es preparación

Ron tiene buen sueldo y es valorado en su trabajo, pero constantemente se preocupa de que está a punto de ser despedido y terminará en la calle. George es VIH positivo, pero a pesar de que sus números de laboratorio son excelentes, y estar enérgico y en buen estado, está en constante terror de enfermarse y morir. Mike ha estado en una relación feliz durante años, pero se preocupa casi a diario de que su pareja está a punto de perder interés y va a dejarlo. Todos estos hombres entienden que están envenenando su felicidad presente por pensar en lo que puede ocurrir mañana , pero ninguno de ellos puede dejar de preocuparse obsesivamente .

Muchos de nosotros tenemos cantidad en común con estos hombres . Excesiva preocupación improductiva es una de las fuentes más comunes del estrés diario, y de los problemas de salud relacionados con el estrés (dolor de espalda , hipertensión, problemas digestivos , dolores de cabeza, insomnio , etc.). A menudo también es un problema en la raíz de nuestras ansiedades y fobias sociales , nuestras adicciones y depresiones .

El primer paso para superar el preocuparse es entender que el problema es la preocupación, no lo que nos preocupa. Este paso es crucial, pero difícil, porque la preocupación es hipnótica y autosostenible . Cuando nos preocupamos excesivamente por los peligro del mañana , nos olvidamos de que las cosas están bien hoy, y nos asustamos a nosotros mismos con la creencia de que estamos en una situación de emergencia actual . Y como no podemos hacer nada respecto a una emergencia que no es real , en primer lugar , nos sentimos débiles y desamparados , lo cual hace que nos preocupemos más . Empezamos a romper el círculo vicioso, y despertamos de este estado de trance, cuando nos damos cuenta que lo que provoca nuestro miedo es lo que la mente está haciendo hoy día, y no lo que podría suceder mañana.

El siguiente paso es conseguir volver a familiarizarnos con el presente. La mayoría de nosotros pasamos tanto tiempo inclinados hacia el futuro, que hemos olvidado por completo uno de los grandes "secretos " de la vida - que el momento actual es, por lo general, seguro y sin complicaciones. Cuando viajaba en la India y Asia, me di cuenta de que donde quiera que iba la gente común eran expertas en morar en el momento, y vivían en un contentamiento tranquilo , incluso cuando sus circunstancias exteriores parecían terribles. En el Oriente, esta cordura simple es mero sentido común : sólo los estadounidenses parecen pensar que es exótico y místico. Para nosotros , el hábito de dispararnos hacia el futuro está profundamente arraigado; y la mayoría no podemos aflojar su control, a menos que practiquemos algún tipo de entrenamiento mental.

La mayoría de las prácticas "espirituales" , como el yoga , la meditación , Chi Kung (Qi Gong) y Tai Chi son en realidad disciplinas para el entrenamiento de la mente, cuyos propósitos fundamentales son enseñar a la mente a estar conectada con el presente. Quienes deseen disminuir seriamente la cantidad de preocupación en sus vidas, pueden beneficiarse mucho con la práctica de cualquiera de estas disciplinas. Otro recurso útil es el libro de Eckhart Tolle El Poder del Ahora. Este clásico moderno explica la importancia de foco (atención) en el presente con claridad incomparable , y ofrece consejos prácticos sobre la manera de lograrlo.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


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Dices "dependiente" como si fuera una cosa mala

Eric ha estado solo por cinco años. Como es una persona orientada a establecer conexiones, anhela una relación con alguien nuevo, pero no se permite a sí mismo hacerlo porque cree que no está "preparado". "Hasta que esté completamente realizado y seguro de mí mismo, y no dependa de nadie más para sentirme completo, no podré estar en una relación saludable", dice. Él "sabe" que la verdadera felicidad sólo viene de "adentro", y que las relaciones "maduras" sólo son posibles entre personas independientes que se unen en respeto mutuo, mientras manteniendo “límites apropiados.” "Sabe" que si su pareja se comportara de manera perturbadora, él debiera ser capaz de evitar "entrometerse" o "ser codependiente", y "mantener la atención en sí mismo." También "sabe" que si se vuelve dependiente de su pareja eso significa que su “autoestima” es deficiente, que necesita hacer un trabajo en sí mismo, y que si uno en realidad se siente "necesitado" de su pareja, puede que tenga una "adicción" a él o ella.

Muchas personas inteligentes creen en ideas de este clase, pero nunca he conocido a nadie que ni siquiera se acerque a ser un ejemplo vivo de este tipo de magnífica autosuficiencia. No estoy sorprendido, porque todo lo que la ciencia ha aprendido acerca de la evolución humana, el desarrollo de la personalidad y la neuropsicología, sugiere que tal persona no puede existir.

Los seres humanos han sobrevivido como especie porque hemos evolucionado para ser animales sociales, con cerebros bobinados para conectarnos emocionalmente unos a otros. Nuestras “necesidades de dependencia" no son ni elecciones, ni patologías, sino que están integradas en la estructura de nuestro cerebro. Los estudios muestran, por ejemplo, que una vez que nos unimos a alguien, en realidad formamos una sola unidad fisiológica. Nuestros compañeros regulan nuestra presión arterial, frecuencia cardíaca, respiración, e incluso el nivel de hormonas en la sangre. ¿Cómo podríamos mantener fronteras claras, entre nosotros y nuestros compañeros, cuando literalmente no somos entidades separadas? ¿Está Eric tratando de ser algo que nadie puede ser?

Los psicólogos han observado que el bebé empieza a aventurarse en su entorno sólo cuando siente que tiene una base segura en la forma de padres protectores. Esto último, porque los padres hacen posible que él se sienta seguro en el mundo. Los adultos no son muy diferentes. Las relaciones con compañeros amorosos, y/o las conexiones de apoyo con familiares y amigos, forman la base psicológica para amarnos a nosotros mismos, creer en nosotros mismos, y desarrollar la confianza y capacidad de resistencia que necesitamos para salir y perseguir nuestros sueños y esperanzas. Así que, aunque pueda parecer paradójico, son nuestras dependencias las que hacen posible nuestra independencia. Llegamos a ser fuerte y autónomos en el marco y cursos de relaciones profundas, amorosas y estables con otras personas.

Entonces, mi consejo para Eric es: no espere por ideales míticos de madurez emocional antes de dejar que el amor vuelva de nuevo en su vida. La fuerza interior que está buscando, en la soledad, es mucho más probable que crezca a partir de sus compromisos, y conexiones afectivas, con otras personas.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


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Ser, hacer y depresión

Henry se ha sentido mal durante días, y tiene miedo de que pueda estar cayendo en otra depresión severa. Su último ataque, el tercero, fue paralizante y debilitante. Le costó su novio además. Está luchando su estado de ánimo, por turnos, tratando de reprimirlo y luchando mentalmente para encontrarle una salida, principalmente rumiando y auto censurándose. La represión no le funciona: inevitablemente vuelve a lo mismo, y se da cuenta, con alarma creciente, cuán mal se siente. Y cuando trata de pensar en cómo salir de ella, saca a relucir dolores del pasado y preocupación por el futuro. Esto lo hunde más profundamente en el agujero. En su imaginación, él trata una solución tras otra, y se siente cada vez más fracasado porque ninguno de sus pensamientos lo sacan de su creciente oscuridad. Es más, cuanto más trata de resolver cuál es el problema para solucionarlo, más se obsesiona con lo que está sucediendo en su mente. Esto crea un círculo vicioso de creciente apartamiento y preocupación por sí mismo.

Mientras la agitación interna de Henry lo está arrastrando más profundamente en la arena movediza de la depresión, sus temores de una recaída desgraciadamente no carecen de fundamento. La depresión es una enfermedad caracterizada por una tendencia a las recaídas: cada episodio aumenta la probabilidad de otro episodio en un 16%.

En 2007, un equipo de investigadores hizo público un nuevo tratamiento para la depresión que parece reducir significativamente las recaídas. De acuerdo con su teoría de las causas de recaídas, Henry comete el error común de tratar de prevenir la depresión mediante el uso de lo que ellos llaman el "modo de hacer." El “modo de hacer” se activa cuando la mente nota que las cosas no son de la forma en que quiere que sean. Cada vez que eso sucede, sentimientos negativos se activan, y la mente trata de encontrar maneras de salir del dolor mediante la reducción de la brecha entre el estado presente y el estado deseado. Este modo de resolver problemas funciona muy bien para cosas como encontrar la manera de manejar a través de la ciudad, pero es contraproducente cuando se aplica a los estados internos de las personas. Cuando el “modo de hacer” es utilizado en asuntos de infelicidad, incluso en niveles leves, por las personas que han padecido depresión, lo que parece ocurrir en realidad es que se pone en marcha una cascada de infelicidad creciente. Este es un hallazgo importante, porque es común creer que las actitudes para resolver problemas prácticos del mundo externo, deben ser eficaces también para la gestión de nuestra vida interna. Pero esta asunción parece estar incorrecta.

Lo que parece ayudar a prevenir un estado temporal de ánimo decaído, o de espiral hacia la depresión, es lo que los investigadores llaman "modo de ser", que se caracteriza por la atención al presente en lugar del futuro. En el “modo de ser”, la atención se centra en aceptar y permitir los estados internos tal y como ellos son en vez de tratar de cambiarlos. La idea es que cuando nos quitamos del camino, y dejamos de luchar con nuestros estados de ánimos, ellos fluyen y refluyen por su cuenta, y son menos propensos a cuajar en una depresión profunda.

Hay una técnica bien investigada de reducción del estrés que facilita la transición del “modo de hacer” al del “modo de ser” con bastante facilidad. En la década de los años ’70, Jon Kabat-Zinn, de la University of Massachusetts Medical Center, mostró que la práctica de concientizar (o concienciar), una técnica budista tradicional de meditación, tiene beneficios medibles en el tratamiento de enfermedades del corazón, dolores crónicos, estrés relacionado con problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, presión arterial alta, insomnio y trastornos de ansiedad. Él definió concientizar (o concienciar) como "la conciencia que emerge mediante la puesta de atención a propósito, en el momento presente, y sin juzgar como son las cosas.” Jon Kabat-Zin desarrolló un programa de ocho semanas para enseñar a los pacientes esta forma de meditación. Hoy en día este programa se imparte en los centros médicos de todo el país (incluyendo Stanford y Kaiser) con el nombre de Reducción de Estrés Basado en Atención Consciente, o Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR).

Cuando los investigadores utilizaron una versión modificada de MBSR con pacientes recuperándose de depresión, descubrieron que la atención consciente (concientizar o concienciar) también puede ser un potente profiláctico contra recaídas depresivas. Encontraron que, en pacientes con tres o más episodios anteriores de depresión, su programa, que ellos llamaron Atención Consciente Basada en Terapia Cognitiva o Mindfulness Based Cognitive Therapy (MBCT), casi redujo a la mitad la tasa de recaídas de los pacientes, en comparación con aquellos que sólo recibieron tratamiento estándar.

Uno de los beneficios de MBCT es que las prácticas pueden enseñarse en un formato de clase, haciéndolas una forma muy rentable de tratamiento. Incluso algunos pacientes auto-motivados pueden dominar completamente las prácticas por su cuenta. La totalidad del programa de ocho semanas está disponible en una libro, y en un CD que lo acompaña, llamado El Camino Consciente a Través de la Depresión | The Mindful Way through Depression (Williams, Teasdale, Segal y Kabat-Zinn, 2007). Una palabra de precaución: no es aconsejable hacer este programa durante una depresión severa: su utilidad está en la prevención de recaídas en aquellos que han salido de un episodio de depresión. Sin embargo, para los interesados ​​en la prevención de recaídas, este curso de entrenamiento mental puede ser una adición importante a su auto-cuidado. En los últimos cuatro años, lo he usado con muchos pacientes que han tenido múltiples episodios de depresión. Todos aquellos que lo han practicado han experimentado resultados positivos, incluyendo Henry, el cliente que he descrito anteriormente, quien parece estar desbotonando el brote de una recaída potencialmente seria. Recomiendo altamente este programa.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

La Historia de "Mí"

Muy temprano en la infancia, la mayoría de nosotros comenzamos a organizar nuestras identidades en torno a las percepciones de lo que nos falta o no, y vivimos desde entonces en una "historia de mí" sobre la base de estas percepciones. Un niño que no es amado, por ejemplo, puede desarrollar un sentido de identidad basado en la identidad de "el que no es amado", y por desgracia, puede pasarse la vida tratando de resolver el "problema de mi desvalorización." Algunas personas que escapan de una pobreza aplastante en la infancia pueden pasar el resto de su vida tratando de escapar a la percepción de que realmente merecen el desprecio con que fueron tratados cuando eran jóvenes. Durante los años en que nuestras mentes tienen menos capacidad para una evaluación madura, una especie de "endurecimiento de las categorías" a menudo se establece; la cual, una vez formada, es muy resistente al cambio. A continuación, nos podemos pasar el resto de nuestras vidas tratando de resolver "problemas" que son fundamentalmente ficticios.

La mayoría de mis clientes han sido siempre hombres gais, así que estoy más sensible a las identidades sutiles que los hombres gais pueden desarrollar en respuesta a la homofobia. Gran cantidad de chicos gais aprenden a identificarse con ideas tales como: "Nunca seré el hombre que estoy supuesto ser.", "Siempre voy a decepcionar a los demás.", "Estoy fuera de lugar." "Mis sentimientos son equivocados.", " Mis deseos no son dignos de respeto. " Y así sucesivamente. Para muchos de nosotros, ideas como éstas se quedan en el fondo de nuestras mentes, mucho después de que hemos aceptado y afirmado conscientemente nuestra sexualidad, con efectos muy destructivos en el curso de nuestras vidas.

Muchas personas de éxito están acosadas por las identidades de "fracaso". Cuando la realidad de sus éxitos hace conflicto con sus identidades, hacen complicadas gimnasias mentales para descartar la evidencia con el fin de preservar las identidades. En el "síndrome del impostor", por ejemplo, el fracaso es lo que es real: el éxito, como entra en conflicto con la "historia de mi fracaso", es rechazado como algo falso.

Una de las historias personales más difíciles de superar es la identidad de la "víctima", el "uno que siempre es agraviado por los demás", porque esta historia por lo general se desarrolla en respuesta a experiencias reales (a veces terribles) de victimización u opresión, y desafiar la historia de la victimización es fácil de confundir con negar la realidad de esas experiencias. Pero cuando las experiencias reales de victimización cuajan en una sólida identidad, podemos comenzar a ver los que nos rodean como perpetradores, no importa lo que hagan; y a nosotros mismos como las víctimas de injusticias, sin importar cómo los otros nos tratan realmente. Algunas personas con esta psicología son muy peligrosas para los demás, porque perpetran desde la actitud de víctimas. Y son capaces de hacer esto sin sentimiento de culpa, porque se ven como inocentes que simplemente están defendiéndose a sí mismos sin importar lo atroz de su comportamiento real. Uno de los ejemplos históricos más famosos de esta psicología fue Adolfo Hitler, que se vengó en millones por el abuso (muy real) que sufrió cuando niño.

Afortunadamente, no estamos a merced de las conclusiones de nuestra niñez, porque nuestra capacidad humana para la auto-conciencia puede hacer mucho para corregir percepciones distorsionadas. Creo que el tratamiento más eficaz para "la historia de mí" es una combinación de terapia cognitiva y práctica de meditación consciente. En la terapia cognitiva aprendemos a prestar atención a nuestras "diez mejores tonadas", a los temas de fondo recurrentes e ideas con que le damos sentido a nuestra experiencia. En la práctica de la atención plena, aprendemos a estar presente en nuestra experiencia directa cuando ésta ocurre, antes que nuestras ideas e interpretaciones sobre lo que ella significa. Al ser consciente de lo que realmente está aquí, tenemos acceso a la frescura y a la vitalidad inapresable de nuestra experiencia inmediata; y comenzamos a comprender que las ideas fijas acerca de nosotros mismos son, inevitablemente, parciales y engañosas. La clave es no sucumbir a la tentación natural de creer que lo que pensamos debe ser cierto porque siempre lo hemos creído. El lema guía para la superación de la historia de mí es "No creas todo lo que pienses."

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿Cuál es su estilo de apego?

La teoría del apego es una disciplina de la psicología que estudia cómo las personas forman lazos íntimos con otras. La investigación ha identificado tres estilos de apego primarios - seguro, evitativo, y ansioso. Si tiene dificultades en sus relaciones íntimas, comprender su estilo y el de su pareja puede proporcionar información valiosa sobre la raíz del problema.

Para las personas con estilos de apego seguro – cerca del cincuenta por ciento de la población – ser cálido y amoroso en una relación es más o menos natural. Las personas de estilo seguro disfrutan de la intimidad sin estar demasiado preocupadas por sus relaciones. Comunican sus necesidades y sentimientos con efectividad, y leen con precisión y responden a las señales emocionales de su pareja.

Cerca del veinte y cinco por ciento de la población es del tipo evitativo. Ellos experimentan las conexiones con otros como enmarañamientos, generalmente porque tienen miedo de perder autonomía personal en sus relaciones. Esta categoría se subdivide a veces en tipos temerosos y desdeñoso, dependiendo de si son simplemente cautelosos en las relaciones o las evitan por completo. Los tipos que evitan necesitan intimidad como todos los demás la necesitamos, pero también se ven amenazados por ella, y a menudo mantienen a sus parejas a raya. Les resulta difícil confiar en los demás, se sienten incómodos cuando otras personas dependen de ellos, y son muy sensibles a las señales de control.

El temor mayor de las personas con estilo de apego ansioso, que representan aproximadamente el veinte por ciento de la población, es el abandono. Les encantan estar muy cerca de parejas románticas, pero a menudo temen que éstas no quieran tanta intimidad como ellos quieren. Las relaciones consumen una gran parte de sus energías emocionales. Son sensibles a las fluctuaciones de los estados de ánimo de su pareja, y tienden a tomar sus comportamientos como algo personal. A menudo se molestan fácilmente, y dicen cosas que luego lamentan. Sin embargo, si encuentran compañía que les ofrezca mucha seguridad y tranquilidad pueden ser capaces de desprenderse de gran parte de su inseguridad y sentirse satisfechos.

Mientras que nuestros estilos de apego básicos se forman en la primera infancia, la noticia buena es que relaciones cercanas y confiables en el futuro (incluidas las relaciones con los terapeutas) pueden hacer mucho para sanar los temores de los tipos evitativos y ansiosos, y hacer que sus relaciones sean más y más gratificantes. Sin embargo, las relaciones sólo se pueden curar cuando la pareja experimenta sus vínculos como una "base segura" que no está constantemente problemas por conflictos o dramas. Esa sensación de seguridad parece ser más difícil de lograr en las combinaciones de ansiedad / evitación, ya que en esta relación la pareja a menudo se encuentra en una lucha constante, en la que la pareja evitativa se sient atrapada, sofocada, controlada, y abrumada por el exceso de “necesidad ", mientras que la pareja ansiosa se siente constantemente herida por el abandono, el rechazo, la frialdad y la distancia emocional percibida.

Relaciones adultas seguras pueden hacer mucho para sanar patrones disfuncionales, pero sólo la comprensión de cómo funciona su estilo particular, incluidos los tipos de distorsiones y prejuicios que éste crea en su percepción de las relaciones, puede ayudar a corregir esas distorsiones. Es por esa razón que las nuevas ideas de la teoría del apego son muy dignas de estudio.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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Un estudio de parejas masculinas a largo plazo no monógamas

Blake Spears y Lanz Lowen han estado juntos por más de 34 años. Me dijeron que todavía tienen buen sexo, lo que contradice la creencia común de que el interés sexual cae en picada en una relación a largo plazo. ¿Cómo lo hacen? "Una de las razones", dijo Lanz, "es que hemos estado en una relación abierta desde el principio. Si no hubiera sido abierta, no habríamos sido capaces de crecer como individuos o como pareja.” Pero, ellos escriben, se trató de una jornada que tomaron "sin una guía de ruta ... Información sobre cómo las parejas navegan este terreno es sorprendentemente escasa . Teníamos curiosidad acerca de la experiencia de los demás y asumimos que muchas parejas a largo plazo podrían ofrecer perspectivas valiosas y lecciones ganadas duramente.” Entonces, hace unos años, ellos decidieron utilizar su entrenamiento y experiencia combinadas – en investigación y psicología – para hacer un estudio profundo e independiente sobre relaciones abiertas y a largo plazo entre hombres gais. Ellos querían ofrecer a la comunidad una imagen precisa de lo que la no monogamia realmente parece en la vida de los hombres gais. Sus estudios han sido completados ahora. Es una mirada íntima a la vida de 86 parejas que han estado juntas por no menos 8 años, y al que es posible acceder en The Couple Study*

Este estudio es una lectura fascinante, porque los autores en gran medida evitan la especulación y dejan que los participantes hablen por sí mismos. Un hallazgo que me fascinó fue la gran variedad de "aperturas" que las parejas practicaban. Algunos sólo las hacían juntos, algunos sólo por separado, y algunos hacían ambas cosas. Algunos sólo permitían encuentros fuera y anónimos, mientras que otros permitían "amigos con beneficios", y otros construían familias poli-amorosas con múltiples parejas. Algunas (alrededor de un diez por ciento) no tenían reglas que rigieran en nada el sexo fuera de la relación, mientras que en al otro extremo del espectro algunas creaban reglas detalladas de juego y contratos. Todo tipo imaginable de "apertura" parecía trabajar para alguien.

El estudio incluye resumen breve de las investigaciones anteriores sobre la no monogamia, en las cuales los autores informan que "La mayoría de las investigaciones muestran que aproximadamente dos tercios de las parejas masculinas a largo plazo, que han estado juntas durante cinco o más años, son honestamente no monógamas”, y que “Múltiples estudios han encontrado no diferencias en la calidad de la relación, o en la satisfacción, entre las muestras de parejas masculinas sexualmente exclusivas y las no exclusivas.” A pesar de estos hallazgos, Blake y Lanz han tenido dificultades reclutando participantes. No tuvieron problemas para encontrar parejas no monógamas, pero relativamente pocas querían hablar de ello. Un hombre que eligió participar dijo: "Tener una relación abierta se siente como una forma rara de estar en el armario de nuevo. Familia y amigos esperan que seamos monógamos, y no les decimos que no lo somos. Es como un secreto… En nuestra comunidad y en la sociedad, se siente como si algo importante no es comprendido, estudiando, o no se está hablando de ello."

No es de extrañar. Relaciones no monógamas pueden ser comunes en nuestra comunidad, pero todavía escucho con frecuencia a hombres gais criticarlas como patológicas, inmaduras y destructivas. A veces me aseguran con confianza, como si fuera evidente por sí mismo, que las relaciones abiertas son menos sanas, cariñosas, responsables u honestas que las relaciones monógamas; que si estás teniendo relaciones sexuales fuera de la relación, algo debe estar mal con el amor o la comunicación en la asociación, que el sexo fuera hace perder la concentración de uno al otro, y que una vez que "empiezas a alejarte" es "el principio del fin."

Blake y Lanz llegaron a conclusiones diferentes. Aunque admiten que "... teníamos una población de estudio inclinada hacia lo positivo," ellos creen que su trabajo demuestra que "... es razonable concluir que la no monogamia para las parejas de hombres gais es una opción viable. Cuando los compañeros encuentran suficiente terreno común en sus inclinaciones y perspectivas hacia la no monogamia, el sexo fuera aprobado es una posibilidad sostenible y satisfactoria. Si una pareja está dispuesta a ser directos y resolver problemas según sea necesario, la no monogamia no es por naturaleza desestabilizadora. De hecho, los resultados de este estudio sugieren lo contrario – que para muchas parejas del estudio la no monogamia les permite estar juntos. La duración media de estadía en las parejas entrevistadas fue de 16 años – el doble de nuestro requisito mínimo. Teniendo en cuenta las dificultades que tuvimos en el reclutamiento de los participantes, esta cifra sugiere una correlación positiva entre longevidad y la no monogamia. Como mínimo, destruye el mito de que la apertura de la relación es el 'principio del fin'."

Por otro lado "... para la mayoría de las parejas hubo un precio de admisión. No monogamia vino con riesgos y un mantenimiento requerido.” La mayoría de los participantes encontraron que hacerla trabajar requiere “clarificar valores y asegurarse de que son mutuos; apreciar y adecuar las diferencias, mantenerse firmes a los acuerdos y al compromiso con la honestidad; aumentar una mayor capacidad para procesar y manejar sus propias reacciones emocionales; aprender a expresar sus deseos, preocupaciones y sentimientos incómodos; ser más vulnerables, confidentes, perdonadores, generosos; asociarse para resolver constructivamente, y encontrar soluciones a problemas imprevistos y posiblemente muy pesados "

¡Vaya! Eso es una tarea difícil. Mientras leo esto, se me ocurrió que ello podría ayudar a explicar por qué la no monogamia tiene una mala reputación con algunos hombres homosexuales. Muchos de nosotros entramos en una relación abierta esperando que será mucho más fácil que la monogamia; que nos proporcionará, más o menos sin esfuerzo, con "lo mejor de ambos mundos." Eso puede ser uno de los mitos más importantes que este estudio destruye. Proporciona una dosis muy necesaria de realismo: para tener éxito, las relaciones abiertas requieren de compromiso, paciencia y trabajo duro.

* Nombre del estudio (en PDF formato): Beyond Monogamy: Lessons from long-term males couples in non-monogamous relationships.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿Por qué “otredamos”

Aclaración lingüística sobre la traducción. El verbo OTREDAR no existe en español. Tom Moon M.F.T. – el autor del artículo – utiliza la licencia verbal OTHERIZE, inexistente también en el idioma inglés, para expresar mejor la esencia de los conceptos que desea transmitir. En el idioma español, lo más cercano a esa esencia – ofrecida por la Real Academia Española – es la palabra OTREDAD (nombre femenino usado en filosofía, cuyo significado es el siguiente: Condición de ser otro). El traductor también se tomó una licencia lingüística en español, y convirtió la palabra OTREDAD en un verbo, para así mantener el estilo expresivo de Tom Moon.

Hace algunos años estaba caminando con un amigo en San Francisco cuando pasamos por un grupo de adolescentes. Uno de los muchachos gritó: "¡Espero que ambos mueran de SIDA!" Lo miré a la cara y vi puro odio en sus ojos. Me di cuenta de que no me estaba viendo a mi en lo absoluto, sino a una construcción de su propia mente. Para él – como mi amigo y yo diferíamos de él y sus amigos – éramos menos que humanos, no dignos de respeto, y merecíamos ser atacados por el mero hecho de que existiéramos. En resumen, él nos había "otredados".

Investigación neuropsicológica está demostrando que “otredar” es una capacidad humana innata y universal. Tan pronto como ubicamos a las personas fuera del círculo de "nosotros", el cerebro automáticamente empieza a devaluarlas para justificar los malos tratos hacia ellas. ¿Pero por qué? Como “otredar” está en la raíz de casi todos los problemas más difíciles de la humanidad – racismo, sexismo, homofobia, nacionalismo militante, fanatismo religioso, etc., es obvio que estaríamos mejor sin él. Entonces, ¿cómo es que surgió en primer lugar? La antropología ofrece algunas pistas importantes sobre esta cuestión. Durante millones de años, hasta el advenimiento de la agricultura, nuestros ancestros vivieron en tribus de cazadores-recolectores que por lo general tenían menos de 150 miembros. Eran amenazados por depredadores, hambre y enfermedades; y tenían que competir con otras tribus por los escasos recursos. En estas duras condiciones, los que colaboraban con otros de su tribu solían vivir más tiempo y tenían más hijos. Debido a lo afirmado anteriormente, la selección natural favoreció la evolución del amor, la cooperación, la empatía, la lealtad y la justicia dentro de las tribus. Pero esas mismas presiones evolutivas también favorecieron la agresión despiadada hacia los miembros de las tribus rivales. La cooperación y la agresión evolucionaron sinérgicamente: las tribus que eran más cooperativas, eran también más exitosamente agresivas; y la agresión hacia otras tribus exigía la cooperación dentro de las tribus.De ahí la extraña dualidad en la naturaleza humana: somos capaces de amor profundo y actos inspiradores de sacrificio, pero somos capaces de crueldad sin límites también. El tribalismo está vivo y bien en las estructuras de nuestro cerebro.

Pero mientras que la capacidad de “otredar” está profundamente arraigada, también es cierto que las estructuras más recientemente evolucionadas del cerebro pueden alterar el comportamiento de las estructuras más primitivas. O, más simplemente, nuestra capacidad única para la auto-conciencia, la auto-reflexión, y la intención deliberada nos dan también una capacidad única para la libertad de acción.

Una cosa que podemos hacer – para reinar sobre nuestro propio “otredar” – es no cometer el error común e ingenuo de "otredar al otredor." Es fácil señalar con el dedo a los homófobos y a los racistas, pero se necesita humildad poco común para ver en nosotros mismos lo que condenamos en los demás. En cualquier momento que surjan ideas farisaicas cuando piensa acerca de cualquier otro grupo o persona, sin importar cuan malo, odioso, ignorante, etc., son, sospeche que se le ha activado su propia capacidad para “otredar”. Esto puede ser muy útil para conformar su intención de estar en alerta en aquellas situaciones que lo inclinen a devaluar otras personas. Algunas de estas situaciones son tan automáticas, o parecen tan triviales, que son pasadas por alto fácilmente. Por ejemplo, he notado que cuando estoy conduciendo, a veces “otredizo” peatones que me hacen frenar en las intersecciones (¡tenías que ser…!); y cuando estoy caminando, a veces “otredizo” los conductores que se impacientan con los peatones (¡manejas cómo…!).

Cuando nos damos cuenta que estamos “otredando” a una persona o a un grupo, puede ayudar el recordar estas palabras de Longfellow: "Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en cada uno de ellos suficiente dolor y sufrimiento como para desarmarnos de toda hostilidad.” Cuando “otredamos”, apagamos las vías neuronales mediadoras de la compasión y la empatía. Quizá por esa razón – si usted trata de inclinar su mente hacia sentir empatía por alguien despreciado – ya debe haber experimentado la enorme resistencia, a veces racionalizada por pensamientos acerca de cómo no se lo merecen, o por la extraña creencia de que sentir empatía por gente mala les permite salirse con la suya de alguna manera. Pero si usted puede ver la humanidad en su enemigo, la intensidad de “otredar” automáticamente comienza a disminuir. Esto no tiene nada que ver con excusar el mal comportamiento, o tolerar la injusticia: podemos condenar las acciones crueles, y al mismo tiempo recordar la humanidad del actor. Cultivar el hábito de ver "malos actores" también como "nosotros" toma paciencia, pero se puede hacer.

También podemos beneficiarnos el hacer prácticas espirituales como la meditación benevolente budista, que está diseñada para fortalecer la capacidad de perdonar y ser compasionados. Es irónico que muchos de nosotros nos aferremos tan tenazmente a la costumbre de “otredar”, porque cada vez que fortalecemos estas capacidades positivas, más felices tendemos a ser. Eso es porque todas las emociones relacionadas con “otredar” – desprecio, odio, venganza, miedo, etc., – son dolorosas; mientras que las relacionadas con la empatía y la compasión son tranquilizadoras, pacíficas, e inclusive jubilosas. En su libro El Cerebro de Buda (Buddha’s Brain), el neuropsicólogo Rick Hanson narra la historia de "... una anciana nativo-americana que se le preguntó cómo había llegado a ser tan sabia, tan feliz y tan respetada. Ella respondió: "En mi corazón hay dos lobos: un lobo de amor y un lobo de odio. Todo depende de cual alimento cada día. "


NOTA: (¡tenías que ser…!) y (¡manejas cómo…!) - Frases agregadas al texto original para clarificar la traducción al español.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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No des causa a nadie de temerte

Los seres humanos somos, en general, una especie cautelosa, inquieta y desconfiada. Presiones evolutivas hicieron eso inevitable. Aquellos antepasados que subestimaron las amenazas de depredadores, y otros seres humanos, no sobrevivieron para transmitir sus genes. Nosotros somos los descendientes de los más temerosos que mantuvieron un ojo vigilante sobre los peligros potenciales. Como resultado, nuestro cerebro está constantemente escaneando en busca de peligros y amenazas del entorno, especialmente las amenazas sociales como el rechazo o falta de respeto. Con sólo ver un ceño fruncido, o una pizca de desaprobación, nuestros sistemas de alarma se encienden. Y cuando provocamos sentimientos de amenaza entre nosotros, nos es muy fácil empezar a chocar entre sí, mutuamente generando actitudes defensivas, vengativas, de resentimientos, rencores y enemistades.

Es por eso que he pensando mucho sobre una máxima ética tradicional que aprendí del neuropsicólogo Rick Hanson: "No des causa a nadie de temerte" Es una idea tan simple y hermosa, y es tan diametralmente opuesta a lo que la mayoría de nosotros hemos aprendido.

Por ser un niño que creció en un barrio de clase trabajadora, me enseñaron temprano que era importante crear miedo en los demás. Comprendí que, en la calle, tenía que tener una coraza. Tenía que fingir y pavonear; parecer peligroso, incluso amenazante, listo y dispuesto a luchar. Aprendí que era esencial para mi supervivencia social, y tal vez física, encubrir el hecho de que era gay; así como ocultar mi vulnerabilidad, miedo y ternura. Cuando me hice mayor, aprendí – en el mundo académico y laboral – formas más sutiles de guardarme de amenazas y establecer dominio: hipocresía, irritación, exasperación e impaciencia; tonos cáusticos, sarcásticos o degradantes; condescendencia, ridiculización, humillación y argumentación, suspiros y revolver los ojos; preguntas inquisitivas, prepotencia, y así sucesivamente.

Pero en realidad, nadie quiere vivir así. A pesar que la mayoría de nosotros – en cierto grado – pensamos que tenemos que hacerlo. He aquí una traducción moderna de un poema corto por Hafiz, que expresa otra verdad, y una visión alternativa: "Admita algo: A todos los que veas, diles: "Ámame". Por supuesto, no lo haga en voz alta, de lo contrario alguien podría llamar a la policía. Aunque, sin embargo, piense en ello, en esta gran atracción nuestra por conectarnos. ¿Por qué no ser quien vive con una luna llena en cada ojo y siempre está diciendo, con ese lenguaje dulce de la luna, lo que los ojos de todos en este mundo se mueren por escuchar?".

Tales palabras evocan un antiguo anhelo por una vida diferente, pero también generan resistencia. La primera respuesta – a cualquier sugerencia de que podemos vivir menos defensivamente – es la ingenuidad y temeridad de tal idea. El mundo es un lugar peligroso. ¿No necesitamos saber cómo defendernos? Sí, tenemos que estar preparados para hacer valer y defender nuestros derechos legítimos, y para protegernos. Otras personas no tienen que temernos para comprender que si son abusivos, o que si se rompen acuerdos con nosotros, habrá consecuencias. Pero, ¿realmente tenemos que estar armados hasta los dientes (metafórica o literalmente) con el fin de estar a salvo? Tal vez hay ventajas reales, para nosotros, si la gente que nos rodea se sienta más tranquila, más relajada, más segura, y más en paz con nosotros. Tal vez dar "el don de la valentía" a los demás es también un regalo para nosotros mismos.

¿Cómo lo hacemos? Aquí están algunas sugerencias:

Empiece por ser honesto consigo mismo acerca de sus intenciones. En conversaciones difíciles, ¿intenta estar en lo cierto, mostrar a otros cómo están equivocados, o castigar? Comprométase con metas positivas, tales como descubrir lo que realmente sucedió en una situación, ser empático, fortalecer la relación, o resolver un problema práctico.

Recuerde relajarse con frecuencia, respirar profundamente, estirarse, y dejar ir. Cuando te acercas a cualquier interacción con un cuerpo tenso, señalas a otros que problemas podrían estar en camino, y de inmediato ello mismos comienzan a tensarse. Recuerde también reducir la velocidad. Para nuestros antepasados, sucesos repentinos eran a menudo el comienzo de un ataque mortal. Es por eso que hablar rápido – disparando instrucciones o preguntas, así como movimientos bruscos – puede confundir y alarmar a otros.

Evite el lenguaje incendiario, y comprenda que incluso un poco de ira puede tener mucho alcance. Sólo una muestra de ella hace que los otros se sienten amenazados. Nótese, por ejemplo, cómo una multitud se pone tranquila de repente si todos oyen una voz airada. Entienda que su tono de voz es tan importante como el contenido de su discurso. Dele a la otra persona espacio y tiempo para hablar libremente. No haga nada para robarle a alguien su orgullo y su dignidad.

Por último, asegúrese de que sea una persona confiable, de modo que otros no teman que los va a defraudar.

Cuanto más des “el don de la valentía” a los demás, más disfrutarás de lo que los budistas llaman "la bienaventuranza de la inculpabilidad", porque sabrás que has hecho todo lo posible para reducir el miedo en otros. También notarás que empiezas a sentirte más seguro, porque cuando los que te rodean se sientan seguros, ellos serán menos propensos a darte causa para temerles.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿Quién está a cargo de sus festividades?

La temporada navideña es un tiempo de diversión y celebración para muchas personas, pero para aquellos que sufren pesares u otras formas de dolor emocional, puede ser un momento de tristeza profunda. Para muchos en la comunidad LGBT es un momento especialmente difícil, en parte porque las imágenes de reunión familiar chocan con la realidad del alejamiento de las familias en muchos de los nuestros. Pero creo que puede ser un tiempo de paz para nosotros - e incluso de alegría - si respondemos a la temporada con autenticidad e integridad.

He aquí un ejemplo de cómo no hacer las fiestas. Conozco a una pareja, a quien llamaré Carlos y Jacinto, que han estado juntos durante doce años. Cada invierno, ello empacan diligentemente y se embarcan separadamente - en vuelos atestados e incómodos - hacia sitios fríos para pasar las vacaciones con sus familias. Ambas familias inmediatas "aceptan" su relación, pero en cada familia "los familiares no entenderían"; por lo cual ellos evitan las escenas o la vergüenza de pasar separados la Navidad y el Año Nuevo.

A medida que nuestra comunidad crece y se fortalece, cada vez menos de nosotros estamos dispuestos a aceptar más ese tipo de falta de respeto a nuestras relaciones. Sin embargo, formas sutiles de homofobia aparecen todavía cada año en la vida de demasiadas personas LGBT. Cuando las personas heterosexuales se casan, sus lealtades están supuesta a pasar del viejo hogar al nuevo, y a las nuevas familias que están a punto de crear. Pero las familias de hijos e hijas gays suelen tratarlos como si estos estuvieran fuera a perpetuidad en la universidad, y no como adultos maduros con sus propias vidas y relaciones. ¿Es realmente tu deber el tener, en esta época del año, una reunión forzada con personas con las cuales no eres realmente afín? Nuestras familias reales son aquellas que son verdaderamente importantes en nuestras vidas, y si no tenemos ganas de ir a "casa" para las fiestas, tal vez sea porque ya estamos en casa.

Muchos de nosotros, sin pensarlo, cumplimos con viejos condicionamientos mediante los mismos rituales mecánicos de cada año: comprando regalos que no podemos permitirnos para personas que apenas conocemos, durmiendo y ejercitando muy poco, mientras que festejamos demasiado, nos ponemos frenéticos, bebemos en exceso, comemos en exceso, etc Si somos capaces de nadar contra la corriente de la cultura dominante en el área vital de la sexualidad, y hemos reclamado para nosotros la sexualidad que nos es natural, entonces podemos también hacer lo mismo con los días festivos. Sin duda, está dentro de nuestra capacidad el percibir la diferencia entre lo que hacemos porque nos encanta hacerlo, y lo que hacemos porque nos sentiríamos culpables o fuera de paso si no lo hacemos.

Para algunas personas, por ejemplo, el mejor tratamiento para la depresión de festividades es disminuir el impulso. Cuando se acerca el solsticio de invierno, la época más oscura y más fría del año, muchos sentimos una tendencia natural a que el cuerpo hiberne, a que la mente reflexione, a que el corazón se torne hacia adentro, y los estados de ánimo sean más melancólicos . Pero en nuestra sociedad compulsivamente extrovertida, donde casi todo el mundo tiene miedo de la introversión y el estado de ánimo azul es casi ilegal, la mayoría de nosotros corremos en sentido contrario y nos ponemos aún más ocupados, más activos socialmente. Pero si usted encuentra que el correteo celebratorio es más agotador que agradable, ¿por qué no hacer un esfuerzo deliberado en esta temporada para pasar tiempo a solas consigo mismo, para reflexionar sobre su vida? Ya sea estando en contacto con la naturaleza, tener algunas caminatas tranquilas, o meditar - cualquier cosa que lo alivie y tranquilize.

En este país, como en muchos otros, para la mayoría "las festividades" significan Navidad. Yo no soy cristiano, pero siento amor por Jesús como un gran ser, y estaría personalmente encantado de participar en una fiesta que honrare su nacimiento si pensase que la celebración tuviera algo que ver con la manifestación de los valores por los cuales vivió y murió. El hecho de que la Navidad se ha convertido en un festival de avaricia y exceso debe poner por debajo a un montón de personas, porque cada año escuchamos quejas sobre la comercialización de las festividades. Por otro lado, criticar la hipocresía y superficialidad de la "sociedad" es una forma propicia, pero barata, de sentirse satisfecho y moralmente superior sin tener que hacer algo uno mismo. Por lo tanto, si eres una de esas personas que desean tener unas festividades que reflejen tu espiritualidad, es posible hacer la temporada más rica en contenido si adoptas medidas concretas que pongan en acción esos valores antes de que finalice el año. Puedes, por ejemplo:

  • Escribir una "carta de agradecimiento" a alguien que es importante para usted, que exprese todas las formas en que usted lo aprecia a él o ella, sobre todo incluyendo las cosas que nunca ha dicho.
  • Iniciar un acto de paz dentro del círculo de sus seres queridos.
  • Dar un "regalo", al menos a una persona, que no implique gastar dinero.
  • Si puede permitirse el lujo de hacerlo, puede regalarle a alguien amado algo que realmente necesita - pero asegúrese que nunca sepa quien lo hizo.

Realmente, el asunto fundamental aquí es: "¿Quién está a cargo?" Todo lo que necesitamos, para hacer de las festividades un momento gratificante en nuestras vidas, es imaginación y coraje para definir por nosotros mismos lo que ellas son y lo que significan.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿Estamos programados para la desdicha? #2

2.- ACEPTANDO LO BUENO.

En el primer artículo hablé de las “tendencias negativas” del cerebro, de su tendencia para registrar las experiencias negativas en la memoria emocional más rápidamente y profundamente que las positivas. En las palabras del neuropsicólogo Rick Hanson (www.rickhanson.net): “El cerebro es como Velcro para las experiencias negativas y como Teflón para las positivas.” El resultado es “un creciente, e injusto, residuo de dolor emocional, pesimismo y entumecimiento inhibidor” que hace al temor, la agitación y al conflicto mucho más fácil de experimentar, para la mayor parte de nosotros, que la satisfacción, la alegría y la felicidad. ¿Significa esto que nuestras especies están condenadas a la desdicha crónica?

Podemos encontrar optimismo en el descubrimiento que las regiones más altas del cerebro pueden modificar la manera que las regiones más bajas funcionan. Muchos campos de investigación muestran que cuando utilizamos nuestra intención y atención de maneras sostenidas y enfocadas, podemos hacer mucho en vencer las tendencias negativas del cerebro. El Dr. Hanson enseña una práctica diaria de concentración, en cuatro pasos, que le permite al cerebro registrar experiencias positivas. Estas experiencias, al hundirse luego en las capas más profundas de la mente, alteran la memoria emocional. Él llama a esa práctica “aceptar lo bueno.” Aquí están los pasos:

  1. Decida permitirse sentir placer y ser feliz, antes que sentirse ascético o culpable acerca de disfrutar las cosas buenas en la vida. En particular, haga cuanto pueda para dejar ir cualquier resistencia de sentirse bien de usted mismo. Deje momentáneamente a un lado preocupaciones o irritaciones; o por lo menos, empújelos hacia el fondo, y entonces, manteniendo una relajada y aceptadora conciencia, emplee algún tiempo atendiendo a una experiencia positiva. Póngale atención especial a los aspectos emocionales y sensoriales de sus respuestas a los acontecimientos positivos. Esté completamente presente a la experiencia, y tenga cuidado de no desviarse en lucubraciones sobre el pasado ni en preocupaciones acerca del futuro.
  2. Extienda la experiencia, en espacio y tiempo, demorándose en ella y saboreandola. Goce la experiencia y resista la tentación de saltar hacia algo más. Permita que le llene su cuerpo con sensaciones y sentimientos positivos (esa es la parte del espacio). Haciendo esto, le permite al acontecimiento positivo llegar a ser una experiencia positiva.
  3. Visualice la experiencia positiva empapando profundamente su cerebro y su cuerpo, registrando profundamente en su memoria emocional. Véala hundiéndose en el pecho, en la espalda, y en la raíz del cerebro. Como al cerebro le toma registrar experiencias positivas de 5 a 20 segundos, asegúrese de tomarse, por lo menos, unos 20 segundos en hacer esto mientras relaja el cuerpo (esa es la parte del tiempo).
  4. Visualice la experiencia positiva bajando dentro de vacíos y heridas viejas dentro de usted, llenándolos y reemplazandolos con nuevos y positivos sentimientos y consideraciones. Estas heridas son típicamente los lugares donde la nueva experiencia positiva es lo opuesto, y el antídoto de, lo viejo. Las experiencias “reemplazadas” pueden ser de la edad adulta, pero generalmente la más importantes de reemplazar son las de nuestros años tempranos. La manera de hacer esto es tener la nueva experiencia positiva prominentemente, y en primer plano, de su conocimiento al mismo tiempo que el dolor viejo, o las necesidades no realizadas, son sentidas débilmente en el fondo. Experiencias actuales de valía pueden reemplazar sentimientos viejos de vergüenza o insuficiencia. Sentimientos actuales de ser amado, y tomado en cuenta, pueden reemplazar sentimientos viejos de rechazo, abandono, y soledad. Un sentido actual de la propia fuerza de uno puede reemplazar sentimientos viejos de impotencia o debilidad.

Para mostrar cómo este proceso ayuda, podemos mirar cómo trabaja en el tratamiento de la ansiedad. Las personas que han experimentado trauma emocional severo, especialmente si ocurrió en la niñez, pueden tener su” botón interior de emergencia” atascado en posición de “prendido”, y como resultado de ello estén atascados en ansiedad constante. Adoptando la práctica de tomar “pausas conscientes” regulares a través del día, en las que ellas respiran profundamente y notan que no están en ningún peligro en el momento presente, y saboreando la experiencia de sentirse seguras y protegidas, esas personas re-entrenan gradualmente el cerebro a comprender, en un nivel profundo, que están a salvo en la mayor parte de los momentos de sus vidas. Esta comprensión puede ayudar, a las personas que sufren de ansiedad severa, a dejar ir gradualmente el sentir la necesidad de estar “en la alerta” todo el tiempo. Las experiencias positivas regulares de seguridad llegan a ser prominentes, y ocupan la primera plana del conocimiento, mientras los traumas viejos se pierden en el fondo. Ellas no se olvidan de los viejos acontecimientos dolorosos, pero son liberadas gradualmente de su puño.

Hanson acentúa que esta práctica no es acerca de aprender a ver el mundo con gafas de lentes color rosa. Contradiciendo la tendencia negativa de cerebro, ella fomenta realmente una evaluación más exacta y madura de la realidad. Por medio de la práctica regular, llegamos a ser gradualmente menos reactivos emocionalmente. A medida que somos más tranquilos, y enfocados en el presente, comenzamos a conseguir acceso a una verdad más profunda acerca de nosotros mismos. Hanson describe esa verdad de esta manera: “Como una propiedad inherente del sistema nervioso, hay una esencia muy en el fondo o centro de cada uno de nosotros que está despierto, presente, interesado, y calladamente feliz.” Cuándo establecemos contacto con esta dimensión profunda en nosotros mismos, comenzamos a desarrollar naturalmente lo que él llama un “optimismo verificado” basado en la comprensión de que, en fin de cuentas, en el centro de nuestros seres estamos programados para la felicidad.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿Estamos programados para la desdicha? #1

1.- LAS TENDENCIAS NEGATIVAS DEL CEREBRO.

Si ha tenido mil experiencias positivas con perros, pero una vez uno lo atacó y mordió, puede haber desarrollado un miedo hacia ellos que persistió durante años. La única experiencia mala triunfó sobre las mil buenas. Si estuvo en una fiesta la noche pasada, y diez personas fueron cálidas y amistosas con usted, pero una fue grosera e insultante, usted puede haber regresado a casa sintiéndose enojado y herido sobre esa experiencia hostil, mientras que las interacciones cálidas se esfumaron. Cuándo recuerda un día típico, o inspecciona su vida, ¿qué experiencias captan su atención? ¿Sus éxitos y los tiempos agradables, o los fracasos, las heridas y las desilusiones?

Si ha notado que usted está inclinado a centrarse en lo negativo, está en compañía de muchos. Nuevas investigaciones en neurociencia muestran que todos estamos bobinados a registrar y recordar los acontecimientos negativos más rápidamente, y más profundamente, que los positivos. Aquí va, brevemente, cómo trabaja esto:

Hay realmente dos clases diferentes de memoria. La primera clase: memoria “explícita”, que se refiere a su capacidad de acordarse de cosas específicas, como los nombres de sus amigos, o donde aparcó el coche. La segunda clase: memoria “implícita” o “emocional”, es menos específica. Es visceral y poderosa, y arraigada en las antiguas estructuras, reptiles y mamíferas tempranas, del cerebro. Crea la atmósfera interior de su mente, su percibido sentido de quien es usted y como siente el vivir; así como sus suposiciones y esperanzas más profundas acerca del mundo.

Una de las estructuras más antiguas del cerebro, la amígdala, es el centro de comando responsable de asignar un tono de sentimiento a los estímulos que fluyen por el cerebro, y para dirigir una respuesta (enfocar, evitar, proseguir). Está preparada neurológicamente para marcar experiencias cuando asustan y amenazan. Una vez que ha señalado un acontecimiento como algo negativo, inmediatamente lo almacena y lo compara al registro de experiencias dolorosas viejas, y si encuentra similitudes, señala alarma. Pero mientras la memoria implícita registra y responde a los acontecimientos negativos casi instantáneamente, aún para comenzar a registrar experiencias positivas le toma de cinco a veinte segundos.

La razón de que seamos así es fácil de comprender. El cerebro no es un órgano para estudiar objetivamente la realidad. Es un instrumento que evolucionó para anticipar y vencer peligros, protegernos del dolor, y resolver problemas: así que peligros, dolor, y problemas son lo que captan su atención. El neuropsicólogo Rick Hanson (www.rickhanson.net) se refiere a esto como “las tendencias negativas del cerebro.” El sistema nervioso humano, él escribe “escanea para, reacciona a, guarda, y recuerda información negativa sobre uno mismo y sobre el mundo de uno. El cerebro es como Velcro para experiencias negativas y Teflón para las positivas. El resultado natural es un creciente, e injusto, residuo de dolor emocional, pesimismo, e inhibición entorpecedora en la memoria implícita.”

¿Significa esto que todos estamos condenados ciertamente a la desdicha? Eso es demasiado pesimista, pero pienso que esta evidencia sugiere que nos es más fácil, a la mayor parte nosotros, tener acceso y mantener a la agitación, la ira y el temor que a la paz, la felicidad, y la satisfacción, y que una vida verdaderamente feliz no sucede sin un esfuerzo deliberado. Hay dos conclusiones en la neurociencia que sugieren que podemos ser optimistas acerca de cambiar nuestro “cociente de felicidad.” La primera es el principio de la neuroplasticidad, que se refiere al hecho de que, a través de nuestras vidas, la manera que utilizamos el cerebro altera realmente su estructura física. La segunda es el descubrimiento que las regiones más altas del cerebro pueden modificar la manera que las regiones más bajas funcionan. Muchas líneas de investigación muestran que cuando utilizamos nuestra intención y atención de maneras sostenidas y enfocadas, podemos hacer mucho en vencer la tendencia negativa de cerebro.

Lo que esto significa en la práctica es que si somos serios acerca de esforzarnos por la felicidad, necesitamos una intención sostenida para tomar las acciones necesarias para producirla, y también tenemos que dedicar atención regular a los acontecimientos positivos en nuestras vidas. Las emociones positivas promueven energía y vigor, contrarrestan la depresión y la ansiedad, aumentan fortaleza en general, y fomentan conexiones más profundas con otros. Pero ellas sólo tienen estos efectos beneficiosos si se registran en la memoria implícita, y ellas no pueden hacer eso si nosotros no las advertimos y no les damos nuestra atención completa. Así, por ejemplo, si estoy teniendo un almuerzo delicioso en el patio soleado de un restaurante, pero mi mente está ocupada con maquinaciones oscuras del pasado y miedos sobre el futuro, la experiencia positiva simplemente no se registra en la memoria implícita. En cuanto a sus efectos en mi atmósfera emocional interior se refiere, es como si nunca sucedió.

La moraleja de la historia es que si deseamos vidas más felices, no podemos permitir solamente que nuestras mentes hagan cualquier cosa que están acostumbradas a hacer. Debemos practicar, regularmente, alguna clase de disciplina mental y emocional para contrarrestar las tendencias negativas del cerebro. El Dr. Hanson enseña una práctica diaria de concentración, en cuatro pasos, que le facilita al cerebro registrar experiencias positivas, de modo que ellas penetren las capas más profundas de la mente para alterar la memoria implícita. Esa práctica es explicada en el próximo artículo.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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¿De qué lado estás?

“¿Estoy de mi propio lado?” A veces aliento a los clientes que luchan con sus “asuntos de amor propio” a que se pregunten a sí mismos esta pregunta sencilla pero poderosa. Por estar uno de su lado no significo estar uno en contra de los demás. Estoy hablando de tener un sentido básico de lealtad al bienestar propio, y que se expresa como un compromiso consistente para protegerse uno de lo que perjudica, y hacer todo lo que está en nuestro poder para crecer.

Muchos de nosotros no estamos consistentemente de nuestro lado en áreas importantes de nuestras vidas; de hecho somos realmente nuestros peores enemigos. Uno de los efectos de crecer en una sociedad competitiva e individualista, como la nuestra, es que casi todos en nuestra cultura parecemos tener un “crítico interior” que evalúa sin descanso nuestro desempeño en las tareas de la vida, y que consistentemente lo encuentra deficiente. Quizás, las personas gay son especialmente vulnerables a ser autocríticas, y a que sintamos que no estamos a la medida correcta de las cosas; porque la mayor parte de nosotros recibimos, desde edad muy temprana, mensajes poderosos del entorno diciendo que éramos diferentes, malos, incorrectos, menos que, decepcionantes de nuestros padres, etc.

La mente humana tiene una capacidad asombrosa para volverse contra sí misma. Cuando hacemos esto, perdemos motivación para vencer nuestros propios sufrimientos, o protegernos del abuso a manos de otros. Podemos sentirnos que no merecemos la pena como para intentar encontrar nuestros objetivos y lograr nuestros sueños. Pero si estar en contra de uno mismo es una conducta aprendida, también debe ser posible aprender a estar uno del lado propio. Hay, de hecho, unos pocos ejercicios sencillos que pueden ser muy útiles para crearse el hábito de ser leal a uno mismo.

El primer ejercicio es simplemente verificarse uno mismo, varias veces a través del día, preguntando, “¿Estoy de mi lado en este momento?” El propósito es llegar a estar más consciente de esas situaciones en las que uno no es leal al propio bienestar. Pudiera descubrir, por ejemplo, que está más inclinado a volverse contra sí mismo cuando se encuentra dolorido emocionalmente. Muchas personas se culpan a sí mismas cuando están tristes, deprimidas, o temerosas; como si el mismo hecho de que sufrieran fuese prueba de que han realizado algo malo. O puede descubrir que se vuelve contra sí mismo cuando otras personas lo presionan para hacer algo que no quiere hacer. Muchos de nosotros estamos condicionados a considerar el complacer a otros como algo más importante que cuidarnos a nosotros mismos.

Cuando descubra que no está de su lado, el próximo paso es dejar lo que está haciendo y tomar tres, o más, alientos profundos y lentos. Es posible que quiera recitar, en silencio, una afirmación positiva en ese momento. La favorita mía es “Ámate y acéptate tal y como eres ahora.” Quizás sea también útil traer a la mente la imagen de alguien que lo ama, e imaginarse que se ve a sí mismo a través de los ojos de esa persona. Pregúntese cómo esa persona desearía que usted se sintiese hacia usted mismo en este momento. Otra práctica es recordar al niño que fue una vez. Véase hoy como ese niño inocente e impotente, e interiormente ofrézcase el mismo amor paternal y la protección que cada niño se merece. Para ayudar a evocar esta compasión protectora hacia usted mismo, puede llevar consigo una fotografía de cuando era niño, y mírela cuando esté inclinado a tratarse duramente.

Cuándo consiga evocar sentimientos amorosos hacia sí mismo, póngale atención especial en que parte del cuerpo los siente. Advierta donde siente las sensaciones de calor, relajamiento, y bienestar. Cuando usted aspire, imagínese que su conocimiento está siendo llevado por el aliento al centro de estas sensaciones positivas. Deles su atención plena, y permítales que se expandan y profundicen tanto como ellas desean.

Si está en una situación donde está confundido acerca de qué hacer, utilice el método “finja hasta que lo haga”. Pregúntese “¿Qué haría en esta situación si fuera realmente una persona que me amo a sí misma, que siempre actúo en mi mejor interés?” Si consigue una respuesta clara, siga su propio consejo, incluso si la conducta no se siente familiar o extraña.

Si su mente le dice que es auto-indulgente o egoísta por hacer estos ejercicios, vea esta mente dura y juzgadora por lo que es, y entonces ofrézcale la misma compasión amorosa que le ha ofrecido al resto de usted mismo. Quizás pudiera recordar también estas palabras, atribuidas al Buda, “Puede buscar en todo el reino de la existencia, y nunca encontrará a un ser más digno de su amor y bondad que usted mismo.”

El auto-odio, como toda experiencia, está mediado por sendas neurales creadas por experiencias pasadas. Cada vez que inclina deliberadamente su mente hacia la autoestima positiva, está literalmente, si lentamente, creando nuevas sendas y alterando la estructura de su cerebro. El proceso es lento, como si estuviera llenando un cubo con agua gota a gota. Pero con paciencia y práctica consistente, su cubo se llenará finalmente; y descubrirá que estar de su lado llega a convertirse en un hábito mental tan consistente, que comienza a sentirlo como algo propio.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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Tres ideas malas (el Universo es más grande)

La mayor parte de nosotros creemos que el dolor en nuestras vidas es causado por los acontecimientos malos en ellas: nuestros fracasos, las pérdidas, las traiciones y las desilusiones. Pero una revelación fundamental de la terapia cognoscitiva es que, a un grado sorprendente, nuestro sufrimiento es el resultado no de acontecimientos en sí mismos, sino de nuestras ideas acerca de esos acontecimientos. Hace más de cincuenta años, el Dr. Albert Ellis, uno de los fundadores de la terapia cognoscitiva, identificó tres creencias centrales que él creyó estaban detrás de la mayor parte de los sufrimientos innecesarios que vio en su oficina de psicoterapia. Estas creencias son:

  1. "Absolutamente, debo ser completamente competente, adecuado, realizado y adorado siempre; y si no, soy un incompetente, una persona sin valor." La realidad de que todos somos imperfectos y falibles, de que fallamos inevitablemente y cometemos errores, es demasiado amenazante de conceder por el perfeccionista. La persona atrapada en esta creencia teme que, si cualquiera de sus imperfecciones es notada, será expuesta como alguien sin valor e indigna de ser amada. Un corolario, al objetivo poco realista del perfeccionista, es la idea de que debemos tener control completo y perfecto sobre todo lo que sucede en nuestras vidas; en vez de reconocer que el mundo está lleno de accidentes y sorpresas, y que podemos todavía disfrutar de la vida a pesar de su imprevisibilidad. Las creencias del perfeccionista llevan inevitablemente a sentimientos de ansiedad, de pánico, de depresión, de desesperación, y de inutilidad. Algunas personas tratan de “especializarse” en un área de perfección para reducir el número de áreas de la vida que ellos tienen que dominar, con la esperanza de que si tienen una clase específica de perfección, todas las cosas buenas en la vida vendrán. Un ejemplo común de esto, entre algunos hombres gais, es la persecución implacable del cuerpo absolutamente perfecto y tonificado en el gimnasio; un objetivo basado en la creencia de que si soy un coño bien sabroso, también seré adorado completamente. Desafortunadamente, atracción sexual y amor son cosas diferentes, y ser objetivo de lujuria no garantiza de manera alguna que seamos respetados ni adorados. La persecución de un cuerpo perfecto es una de los fundamentos más poco fiables para lograr amor propio. Aún el cuerpo más perfecto solamente puede mantenerse así por un rato, porque todos los cuerpos se enferman, envejecen, y mueren.
  2. "Las personas significativas en mi vida, siempre deben tratarme absolutamente de manera bondadosa y justa, de otro modo no las puedo tolerar; y son personas malas, podridas y diabólicas que deben ser culpadas y condenadas severamente, y castigadas vengativamente por su tratamiento horrible hacia mí." Esta idea lleva a una dependencia desmesurada, y a un foco pasivo centrado en ser adorado por personas significativas por casi todo lo que uno hace; en vez de concentrarnos en vivir de acuerdo a nuestros propios valores, ganar auto respeto, ser reconocidos por logros verdaderos, y amar en vez de ser amados. Cuando creemos que debemos tener amor incondicional de parte de otros, en vez de aceptar eso, no importa lo que hagamos, algunas personas nos querrán imperfectamente y otras no nos querrán en lo absoluto, somos blancos fáciles para la fantasía de la industria cinematográfica (¡tan popular entre tantas mujeres y hombres gais!) de que todos tenemos un “alma gemela” por ahí, y que cuando lo encontremos, a él o a ella, tendremos todo lo que necesitemos para vivir felizmente por siempre jamás. Paradójicamente, como la demanda de que todos nos adoren incondicionalmente no puede ser cumplida, esto inevitablemente resulta en sentimientos de ira, de rabia, de furia, y de revanchismo que conducen a acciones como peleas, enemistades, guerras y genocidios.
  3. "Las cosas, y las condiciones, deben ser absolutamente como yo quiero que sean, y nunca deben ser demasiado difíciles ni frustrantes. De otro modo, la vida es atroz, terrible, horrible, catastrófica e intolerable". Un corolario a esta creencia es la idea de que si algo es, o puede ser peligroso o terrible, debemos estar terriblemente trastornados e indefinidamente obsesionados sobre ello; en lugar de entender que estaremos mejor si lo encaramos y lo rendimos en algo no peligroso; o, cuando eso no es posible, aceptamos lo que no podemos cambiar. Otra idea, relacionada a esta creencia, es que evitar es más fácil que encarar las dificultades y las responsabilidades de la vida; en vez de comprender que la llamada manera fácil, la evasión, es generalmente mucho más dura a largo plazo. Una creencia más, muy comúnmente relacionada a esta manera de pensar, es que necesitamos absolutamente a alguien, o a algo, más fuerte o superior que nosotros mismos en que confiar: un líder o gurú que todo lo sabe, o algún “secreto” mágico que despejará todas las frustraciones de la vida. Creer que las cosas siempre deben ir a mi manera lleva a la superstición y al pensamiento mágico; a la baja tolerancia de la frustración, a la autocompasión, a la ira, a la depresión; y a conductas tales como la dilación, la evitación y a la inacción.

Estas tres ideas: debo ser perfecto; debo ser querido siempre; las cosas deben ir siempre a mi manera, son recetas para mantenernos frustrados, infelices, decepcionados, e inmaduros, porque son creencias infantiles. Pero admitámoslo, la mayoría de nosotros no estamos reconciliados con nuestra adultez en un cien por ciento. Sin embargo, en la medida que mantengamos estas creencias nos colocamos en contienda con la vida, y cuando estamos en contienda con la vida siempre perdemos; porque, como un amigo me dijo hace mucho tiempo cuando éramos realmente niños, “Estoy yo, y está el Universo. Y el Universo es más grande.”

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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El perdón no es reconciliación

PREGUNTA: Tuve una separación horrible con mi novio hace unos pocos años atrás. Cayó en el consumo de metanfetamina de cristal y en el alcohol, y de repente me convertí en el enemigo. Me asaltaba verbalmente cada día, y físicamente más de una vez. Me difamó con mis amigos, e incluso trató de que me despidieran de mi trabajo llamando a mi supervisor, y diciéndole mentiras acerca de mí. Tuve que conseguir una orden de refrenamiento para mantenerlo lejos de mí. Ahora está en recuperación y ha estado sobrio durante dos años. Me “dio satisfacciones”. Las cuales consistieron, en su mayor parte, en decirme que no pudo dejar de hacer lo que hizo debido a que era un adicto. Desea que salgamos juntos y seamos amigos; y dice que, como se ha disculpado, le debo el perdonarlo y permitirle de nuevo en mi vida. Lo he perdonado por lo que hizo, pero todavía no me fío de él tanto como el poder botarlo. No es violento ya, pero aparte de eso no parece haber cambiado mucho; y, de todos modos, no creo que sus problemas fueron causados sólo por las drogas. Dice que si no le permitiera ser mi amigo, entonces no lo he perdonado realmente en lo absoluto. No sé cómo contestar eso, sólo sé que no me fío de él. ¿Qué le puedo decir? 

RESPUESTA: Estoy impresionado que haya podido perdonar a su ex de todo ese abuso. Pero el perdón es muy diferente de la reconciliación, y quizás ayude el pensar un poco acerca de las diferencias.

El perdón significa abandonar el peso del resentimiento contra la persona que te hizo daño, y también de los placeres dudosos de la venganza y la retribución. Es mucho más fácil de hacerlo si la otra persona se disculpa, pero es todavía algo que puedes hacer por ti mismo, sin que la otra persona jamás tenga que saber lo que usted ha hecho.

El perdón significa dejar ir el pasado, pero la reconciliación es acerca de comprometerse a un futuro. Significa volver a cierto grado de simpatía, y para que eso suceda, la confianza tiene que ser restablecida. A diferencia del perdón, la reconciliación no puede suceder unilateralmente. Si le he hecho daño, el primer paso a la reconciliación requiere que acepte y reconozca mi maldad. Si niego responsabilidad por lo que hice, o niego que hiciera algún agravio, no podemos estar realmente reconciliados. Si actúo como si tus sentimientos no importan, o que no tienes ningún derecho de aparearme a tus estándares éticos, no podrás fiarte de que yo no te haré daño en el futuro.

Así que la verdadera reconciliación no puede estar basada solamente en el deseo por la armonía. Requiere un compromiso mutuo a estándares éticos compartidos. Hay cuatro principios éticos que son bases imprescindibles para una reconciliación significativa. Estos son:

  1. somos siempre responsables de nuestras acciones;
  2. tenemos la responsabilidad de ponernos en el lugar de la otra persona;
  3. la otra persona es siempre digna de nuestro respeto; y
  4. no hay excusa alguna para dañar a otros.

Desafortunadamente, el perdón sólo no es suficiente para hacer la reconciliación posible. Es sólo posible cuando ambos partidos en la disputa tienen la madurez, la integridad, la honradez, y el cuidado que son esenciales al proceso.

Comprender la diferencia entre el perdón y la reconciliación puede hacer más fácil ser generoso con el perdón cuando la reconciliación verdadera no es posible; y también nos ayuda a evitar la trampa del uso de la culpa para ser empujados en una reconciliación falsa, cuando la base para una amigabilidad no estaba allí. Hablé años atrás con una mujer que comprendió bien la diferencia entre el perdón y la reconciliación. Después de meses de maltrato y abuso en las manos de su novio, ella encontró finalmente el valor para separarse de él. Después de un proceso largo de curación emocional, me dijo, “mi corazón está abierto a él, pero la puerta principal está cerrada.”

Cuándo su ex clama que usted le “debe” perdón a él, habla desde un sentido injustificado de derecho. El perdón es un regalo. No puede ser debido. Ni es la amistad algo que podemos entregar en demanda. Es dada libremente o no es amistad. Sus “satisfacciones” no fueron una verdadera disculpa, sino hacer excusas. La descripción de su conducta sugiere que tiene poca capacidad de ponerse en tu lugar. Actualmente, probablemente carece de la madurez emocional necesaria para una verdadera reconciliación. Si no se fía de él, fíese en ese sentimiento. En cuanto a lo que le debe decir, lo mejor que puede hacer es no hacer compromisos con la verdad. Manteniendo presente su historia de violencia y abuso, escoja un lugar en el que se sienta seguro al hablar con él (es decir, en un lugar público, o por teléfono). Sea breve. No justifique, discuta o responda a provocaciones. Asegúrele que lo ha perdonado por su conducta pasada, pero dígale firmemente que, en su avance personal, escoge no reabrir su relación con él.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


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