Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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Exploración del perdón # 1: NO ES UN DEBER

PREGUNTA: No puedo dejar de odiar a mi padre. Era un hombre violento que pegaba, intimidaba y aterrorizaba a toda la familia. Se dio cuenta que era gay años antes que yo lo hiciera, y pensaba que era gracioso llamarme " el maricón ", incluso en público y delante de desconocidos. Me fui de la casa hace doce años y nunca he vuelto. Mis valores espirituales me han sostenido todo este tiempo, y me enseñan que es mi deber perdonar. Creo esto, pero no puedo hacerlo. No puedo dejar ir la ira y la amargura. ¿Cómo puedo llegar a perdonar?

RESPUESTA: ¿Puede el perdón ser alguna vez una obligación? Muchos sobrevivientes de abuso infantil parecen creer que su sufrimiento les confiere el deber de perdonar a sus agresores, pero no veo cómo las víctimas pueden tener ninguna obligación hacia ellos, excepto para evitar sucumbir a las tentaciones de venganza destructiva. Hay algo psicológicamente irreal acerca del concepto del perdón como un deber, porque no puedes hacerte sentir perdonador sólo porque piensas que debieras. Cuando el perdón viene, parece hacerlo por su propia cuenta, cuando el corazón está listo.

Simpatizo con el deseo de no querer alimentar permanentemente su rencor, porque es una forma muy dolorosa de vivir. El hecho de que quiera liberarse de este sufrimiento es un signo del amor que se tiene a sí mismo, lo que me lleva a esta sugerencia: si quiere perdonar, comience con usted mismo. Deje de hacerse daño por sentir dolor. Si está diciéndose a sí mismo que debiera estar sobrepuesto a estas alturas, se está tratando a usted mismo con una versión del mismo desprecio que su padre le mostró. Usted, como todo el mundo, es un ser humano sensible y vulnerable que puede ser herido profundamente por los demás. Acepte y perdónese a usted mismo por eso. Si encuentra que perdonarse a usted mismo es una tarea difícil en este momento, tampoco se haga daño por eso.

En última instancia, parte de lo que me hace optimista sobre la naturaleza humana es que cuando los sobrevivientes de abuso hacen su trabajo interior - cuando se hacen amigos de ellos mismos y llegan a ser profundamente leales a su propio bienestar – entonces una compasión cálida y un perdón real hacia los perpetradores florecen a menudo por sí mismos. Pero esta apertura del corazón no puede ser forzada. Cuando tratamos de obligarnos a perdonar como un imperativo moral, sólo terminamos haciéndonos sentir culpables, y el "perdón" que ofrecemos hiede a la beatería hipócrita de aquellos que "aman al pecador y odian el pecado." Si, como un subproducto de un buen cuidarse a uno mismo, llegamos al perdón, eso sería fantástico porque aligeraría la carga. Pero no trate de forzar algo que no puede hacer con sinceridad hoy en día.

SEGUNDA PARTE - Ideas Erróneas sobre el Perdón.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


Tom Moon, MFT
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Preocupación no es preparación

Ron tiene buen sueldo y es valorado en su trabajo, pero constantemente se preocupa de que está a punto de ser despedido y terminará en la calle. George es VIH positivo, pero a pesar de que sus números de laboratorio son excelentes, y estar enérgico y en buen estado, está en constante terror de enfermarse y morir. Mike ha estado en una relación feliz durante años, pero se preocupa casi a diario de que su pareja está a punto de perder interés y va a dejarlo. Todos estos hombres entienden que están envenenando su felicidad presente por pensar en lo que puede ocurrir mañana , pero ninguno de ellos puede dejar de preocuparse obsesivamente .

Muchos de nosotros tenemos cantidad en común con estos hombres . Excesiva preocupación improductiva es una de las fuentes más comunes del estrés diario, y de los problemas de salud relacionados con el estrés (dolor de espalda , hipertensión, problemas digestivos , dolores de cabeza, insomnio , etc.). A menudo también es un problema en la raíz de nuestras ansiedades y fobias sociales , nuestras adicciones y depresiones .

El primer paso para superar el preocuparse es entender que el problema es la preocupación, no lo que nos preocupa. Este paso es crucial, pero difícil, porque la preocupación es hipnótica y autosostenible . Cuando nos preocupamos excesivamente por los peligro del mañana , nos olvidamos de que las cosas están bien hoy, y nos asustamos a nosotros mismos con la creencia de que estamos en una situación de emergencia actual . Y como no podemos hacer nada respecto a una emergencia que no es real , en primer lugar , nos sentimos débiles y desamparados , lo cual hace que nos preocupemos más . Empezamos a romper el círculo vicioso, y despertamos de este estado de trance, cuando nos damos cuenta que lo que provoca nuestro miedo es lo que la mente está haciendo hoy día, y no lo que podría suceder mañana.

El siguiente paso es conseguir volver a familiarizarnos con el presente. La mayoría de nosotros pasamos tanto tiempo inclinados hacia el futuro, que hemos olvidado por completo uno de los grandes "secretos " de la vida - que el momento actual es, por lo general, seguro y sin complicaciones. Cuando viajaba en la India y Asia, me di cuenta de que donde quiera que iba la gente común eran expertas en morar en el momento, y vivían en un contentamiento tranquilo , incluso cuando sus circunstancias exteriores parecían terribles. En el Oriente, esta cordura simple es mero sentido común : sólo los estadounidenses parecen pensar que es exótico y místico. Para nosotros , el hábito de dispararnos hacia el futuro está profundamente arraigado; y la mayoría no podemos aflojar su control, a menos que practiquemos algún tipo de entrenamiento mental.

La mayoría de las prácticas "espirituales" , como el yoga , la meditación , Chi Kung (Qi Gong) y Tai Chi son en realidad disciplinas para el entrenamiento de la mente, cuyos propósitos fundamentales son enseñar a la mente a estar conectada con el presente. Quienes deseen disminuir seriamente la cantidad de preocupación en sus vidas, pueden beneficiarse mucho con la práctica de cualquiera de estas disciplinas. Otro recurso útil es el libro de Eckhart Tolle El Poder del Ahora. Este clásico moderno explica la importancia de foco (atención) en el presente con claridad incomparable , y ofrece consejos prácticos sobre la manera de lograrlo.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal. 


Tom Moon, MFT
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Dices "dependiente" como si fuera una cosa mala

Eric ha estado solo por cinco años. Como es una persona orientada a establecer conexiones, anhela una relación con alguien nuevo, pero no se permite a sí mismo hacerlo porque cree que no está "preparado". "Hasta que esté completamente realizado y seguro de mí mismo, y no dependa de nadie más para sentirme completo, no podré estar en una relación saludable", dice. Él "sabe" que la verdadera felicidad sólo viene de "adentro", y que las relaciones "maduras" sólo son posibles entre personas independientes que se unen en respeto mutuo, mientras manteniendo “límites apropiados.” "Sabe" que si su pareja se comportara de manera perturbadora, él debiera ser capaz de evitar "entrometerse" o "ser codependiente", y "mantener la atención en sí mismo." También "sabe" que si se vuelve dependiente de su pareja eso significa que su “autoestima” es deficiente, que necesita hacer un trabajo en sí mismo, y que si uno en realidad se siente "necesitado" de su pareja, puede que tenga una "adicción" a él o ella.

Muchas personas inteligentes creen en ideas de este clase, pero nunca he conocido a nadie que ni siquiera se acerque a ser un ejemplo vivo de este tipo de magnífica autosuficiencia. No estoy sorprendido, porque todo lo que la ciencia ha aprendido acerca de la evolución humana, el desarrollo de la personalidad y la neuropsicología, sugiere que tal persona no puede existir.

Los seres humanos han sobrevivido como especie porque hemos evolucionado para ser animales sociales, con cerebros bobinados para conectarnos emocionalmente unos a otros. Nuestras “necesidades de dependencia" no son ni elecciones, ni patologías, sino que están integradas en la estructura de nuestro cerebro. Los estudios muestran, por ejemplo, que una vez que nos unimos a alguien, en realidad formamos una sola unidad fisiológica. Nuestros compañeros regulan nuestra presión arterial, frecuencia cardíaca, respiración, e incluso el nivel de hormonas en la sangre. ¿Cómo podríamos mantener fronteras claras, entre nosotros y nuestros compañeros, cuando literalmente no somos entidades separadas? ¿Está Eric tratando de ser algo que nadie puede ser?

Los psicólogos han observado que el bebé empieza a aventurarse en su entorno sólo cuando siente que tiene una base segura en la forma de padres protectores. Esto último, porque los padres hacen posible que él se sienta seguro en el mundo. Los adultos no son muy diferentes. Las relaciones con compañeros amorosos, y/o las conexiones de apoyo con familiares y amigos, forman la base psicológica para amarnos a nosotros mismos, creer en nosotros mismos, y desarrollar la confianza y capacidad de resistencia que necesitamos para salir y perseguir nuestros sueños y esperanzas. Así que, aunque pueda parecer paradójico, son nuestras dependencias las que hacen posible nuestra independencia. Llegamos a ser fuerte y autónomos en el marco y cursos de relaciones profundas, amorosas y estables con otras personas.

Entonces, mi consejo para Eric es: no espere por ideales míticos de madurez emocional antes de dejar que el amor vuelva de nuevo en su vida. La fuerza interior que está buscando, en la soledad, es mucho más probable que crezca a partir de sus compromisos, y conexiones afectivas, con otras personas.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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Ser, hacer y depresión

Henry se ha sentido mal durante días, y tiene miedo de que pueda estar cayendo en otra depresión severa. Su último ataque, el tercero, fue paralizante y debilitante. Le costó su novio además. Está luchando su estado de ánimo, por turnos, tratando de reprimirlo y luchando mentalmente para encontrarle una salida, principalmente rumiando y auto censurándose. La represión no le funciona: inevitablemente vuelve a lo mismo, y se da cuenta, con alarma creciente, cuán mal se siente. Y cuando trata de pensar en cómo salir de ella, saca a relucir dolores del pasado y preocupación por el futuro. Esto lo hunde más profundamente en el agujero. En su imaginación, él trata una solución tras otra, y se siente cada vez más fracasado porque ninguno de sus pensamientos lo sacan de su creciente oscuridad. Es más, cuanto más trata de resolver cuál es el problema para solucionarlo, más se obsesiona con lo que está sucediendo en su mente. Esto crea un círculo vicioso de creciente apartamiento y preocupación por sí mismo.

Mientras la agitación interna de Henry lo está arrastrando más profundamente en la arena movediza de la depresión, sus temores de una recaída desgraciadamente no carecen de fundamento. La depresión es una enfermedad caracterizada por una tendencia a las recaídas: cada episodio aumenta la probabilidad de otro episodio en un 16%.

En 2007, un equipo de investigadores hizo público un nuevo tratamiento para la depresión que parece reducir significativamente las recaídas. De acuerdo con su teoría de las causas de recaídas, Henry comete el error común de tratar de prevenir la depresión mediante el uso de lo que ellos llaman el "modo de hacer." El “modo de hacer” se activa cuando la mente nota que las cosas no son de la forma en que quiere que sean. Cada vez que eso sucede, sentimientos negativos se activan, y la mente trata de encontrar maneras de salir del dolor mediante la reducción de la brecha entre el estado presente y el estado deseado. Este modo de resolver problemas funciona muy bien para cosas como encontrar la manera de manejar a través de la ciudad, pero es contraproducente cuando se aplica a los estados internos de las personas. Cuando el “modo de hacer” es utilizado en asuntos de infelicidad, incluso en niveles leves, por las personas que han padecido depresión, lo que parece ocurrir en realidad es que se pone en marcha una cascada de infelicidad creciente. Este es un hallazgo importante, porque es común creer que las actitudes para resolver problemas prácticos del mundo externo, deben ser eficaces también para la gestión de nuestra vida interna. Pero esta asunción parece estar incorrecta.

Lo que parece ayudar a prevenir un estado temporal de ánimo decaído, o de espiral hacia la depresión, es lo que los investigadores llaman "modo de ser", que se caracteriza por la atención al presente en lugar del futuro. En el “modo de ser”, la atención se centra en aceptar y permitir los estados internos tal y como ellos son en vez de tratar de cambiarlos. La idea es que cuando nos quitamos del camino, y dejamos de luchar con nuestros estados de ánimos, ellos fluyen y refluyen por su cuenta, y son menos propensos a cuajar en una depresión profunda.

Hay una técnica bien investigada de reducción del estrés que facilita la transición del “modo de hacer” al del “modo de ser” con bastante facilidad. En la década de los años ’70, Jon Kabat-Zinn, de la University of Massachusetts Medical Center, mostró que la práctica de concientizar (o concienciar), una técnica budista tradicional de meditación, tiene beneficios medibles en el tratamiento de enfermedades del corazón, dolores crónicos, estrés relacionado con problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, presión arterial alta, insomnio y trastornos de ansiedad. Él definió concientizar (o concienciar) como "la conciencia que emerge mediante la puesta de atención a propósito, en el momento presente, y sin juzgar como son las cosas.” Jon Kabat-Zin desarrolló un programa de ocho semanas para enseñar a los pacientes esta forma de meditación. Hoy en día este programa se imparte en los centros médicos de todo el país (incluyendo Stanford y Kaiser) con el nombre de Reducción de Estrés Basado en Atención Consciente, o Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR).

Cuando los investigadores utilizaron una versión modificada de MBSR con pacientes recuperándose de depresión, descubrieron que la atención consciente (concientizar o concienciar) también puede ser un potente profiláctico contra recaídas depresivas. Encontraron que, en pacientes con tres o más episodios anteriores de depresión, su programa, que ellos llamaron Atención Consciente Basada en Terapia Cognitiva o Mindfulness Based Cognitive Therapy (MBCT), casi redujo a la mitad la tasa de recaídas de los pacientes, en comparación con aquellos que sólo recibieron tratamiento estándar.

Uno de los beneficios de MBCT es que las prácticas pueden enseñarse en un formato de clase, haciéndolas una forma muy rentable de tratamiento. Incluso algunos pacientes auto-motivados pueden dominar completamente las prácticas por su cuenta. La totalidad del programa de ocho semanas está disponible en una libro, y en un CD que lo acompaña, llamado El Camino Consciente a Través de la Depresión | The Mindful Way through Depression (Williams, Teasdale, Segal y Kabat-Zinn, 2007). Una palabra de precaución: no es aconsejable hacer este programa durante una depresión severa: su utilidad está en la prevención de recaídas en aquellos que han salido de un episodio de depresión. Sin embargo, para los interesados ​​en la prevención de recaídas, este curso de entrenamiento mental puede ser una adición importante a su auto-cuidado. En los últimos cuatro años, lo he usado con muchos pacientes que han tenido múltiples episodios de depresión. Todos aquellos que lo han practicado han experimentado resultados positivos, incluyendo Henry, el cliente que he descrito anteriormente, quien parece estar desbotonando el brote de una recaída potencialmente seria. Recomiendo altamente este programa.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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La Historia de "Mí"

Muy temprano en la infancia, la mayoría de nosotros comenzamos a organizar nuestras identidades en torno a las percepciones de lo que nos falta o no, y vivimos desde entonces en una "historia de mí" sobre la base de estas percepciones. Un niño que no es amado, por ejemplo, puede desarrollar un sentido de identidad basado en la identidad de "el que no es amado", y por desgracia, puede pasarse la vida tratando de resolver el "problema de mi desvalorización." Algunas personas que escapan de una pobreza aplastante en la infancia pueden pasar el resto de su vida tratando de escapar a la percepción de que realmente merecen el desprecio con que fueron tratados cuando eran jóvenes. Durante los años en que nuestras mentes tienen menos capacidad para una evaluación madura, una especie de "endurecimiento de las categorías" a menudo se establece; la cual, una vez formada, es muy resistente al cambio. A continuación, nos podemos pasar el resto de nuestras vidas tratando de resolver "problemas" que son fundamentalmente ficticios.

La mayoría de mis clientes han sido siempre hombres gais, así que estoy más sensible a las identidades sutiles que los hombres gais pueden desarrollar en respuesta a la homofobia. Gran cantidad de chicos gais aprenden a identificarse con ideas tales como: "Nunca seré el hombre que estoy supuesto ser.", "Siempre voy a decepcionar a los demás.", "Estoy fuera de lugar." "Mis sentimientos son equivocados.", " Mis deseos no son dignos de respeto. " Y así sucesivamente. Para muchos de nosotros, ideas como éstas se quedan en el fondo de nuestras mentes, mucho después de que hemos aceptado y afirmado conscientemente nuestra sexualidad, con efectos muy destructivos en el curso de nuestras vidas.

Muchas personas de éxito están acosadas por las identidades de "fracaso". Cuando la realidad de sus éxitos hace conflicto con sus identidades, hacen complicadas gimnasias mentales para descartar la evidencia con el fin de preservar las identidades. En el "síndrome del impostor", por ejemplo, el fracaso es lo que es real: el éxito, como entra en conflicto con la "historia de mi fracaso", es rechazado como algo falso.

Una de las historias personales más difíciles de superar es la identidad de la "víctima", el "uno que siempre es agraviado por los demás", porque esta historia por lo general se desarrolla en respuesta a experiencias reales (a veces terribles) de victimización u opresión, y desafiar la historia de la victimización es fácil de confundir con negar la realidad de esas experiencias. Pero cuando las experiencias reales de victimización cuajan en una sólida identidad, podemos comenzar a ver los que nos rodean como perpetradores, no importa lo que hagan; y a nosotros mismos como las víctimas de injusticias, sin importar cómo los otros nos tratan realmente. Algunas personas con esta psicología son muy peligrosas para los demás, porque perpetran desde la actitud de víctimas. Y son capaces de hacer esto sin sentimiento de culpa, porque se ven como inocentes que simplemente están defendiéndose a sí mismos sin importar lo atroz de su comportamiento real. Uno de los ejemplos históricos más famosos de esta psicología fue Adolfo Hitler, que se vengó en millones por el abuso (muy real) que sufrió cuando niño.

Afortunadamente, no estamos a merced de las conclusiones de nuestra niñez, porque nuestra capacidad humana para la auto-conciencia puede hacer mucho para corregir percepciones distorsionadas. Creo que el tratamiento más eficaz para "la historia de mí" es una combinación de terapia cognitiva y práctica de meditación consciente. En la terapia cognitiva aprendemos a prestar atención a nuestras "diez mejores tonadas", a los temas de fondo recurrentes e ideas con que le damos sentido a nuestra experiencia. En la práctica de la atención plena, aprendemos a estar presente en nuestra experiencia directa cuando ésta ocurre, antes que nuestras ideas e interpretaciones sobre lo que ella significa. Al ser consciente de lo que realmente está aquí, tenemos acceso a la frescura y a la vitalidad inapresable de nuestra experiencia inmediata; y comenzamos a comprender que las ideas fijas acerca de nosotros mismos son, inevitablemente, parciales y engañosas. La clave es no sucumbir a la tentación natural de creer que lo que pensamos debe ser cierto porque siempre lo hemos creído. El lema guía para la superación de la historia de mí es "No creas todo lo que pienses."

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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