Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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¿Cuál es su estilo de apego?

La teoría del apego es una disciplina de la psicología que estudia cómo las personas forman lazos íntimos con otras. La investigación ha identificado tres estilos de apego primarios - seguro, evitativo, y ansioso. Si tiene dificultades en sus relaciones íntimas, comprender su estilo y el de su pareja puede proporcionar información valiosa sobre la raíz del problema.

Para las personas con estilos de apego seguro – cerca del cincuenta por ciento de la población – ser cálido y amoroso en una relación es más o menos natural. Las personas de estilo seguro disfrutan de la intimidad sin estar demasiado preocupadas por sus relaciones. Comunican sus necesidades y sentimientos con efectividad, y leen con precisión y responden a las señales emocionales de su pareja.

Cerca del veinte y cinco por ciento de la población es del tipo evitativo. Ellos experimentan las conexiones con otros como enmarañamientos, generalmente porque tienen miedo de perder autonomía personal en sus relaciones. Esta categoría se subdivide a veces en tipos temerosos y desdeñoso, dependiendo de si son simplemente cautelosos en las relaciones o las evitan por completo. Los tipos que evitan necesitan intimidad como todos los demás la necesitamos, pero también se ven amenazados por ella, y a menudo mantienen a sus parejas a raya. Les resulta difícil confiar en los demás, se sienten incómodos cuando otras personas dependen de ellos, y son muy sensibles a las señales de control.

El temor mayor de las personas con estilo de apego ansioso, que representan aproximadamente el veinte por ciento de la población, es el abandono. Les encantan estar muy cerca de parejas románticas, pero a menudo temen que éstas no quieran tanta intimidad como ellos quieren. Las relaciones consumen una gran parte de sus energías emocionales. Son sensibles a las fluctuaciones de los estados de ánimo de su pareja, y tienden a tomar sus comportamientos como algo personal. A menudo se molestan fácilmente, y dicen cosas que luego lamentan. Sin embargo, si encuentran compañía que les ofrezca mucha seguridad y tranquilidad pueden ser capaces de desprenderse de gran parte de su inseguridad y sentirse satisfechos.

Mientras que nuestros estilos de apego básicos se forman en la primera infancia, la noticia buena es que relaciones cercanas y confiables en el futuro (incluidas las relaciones con los terapeutas) pueden hacer mucho para sanar los temores de los tipos evitativos y ansiosos, y hacer que sus relaciones sean más y más gratificantes. Sin embargo, las relaciones sólo se pueden curar cuando la pareja experimenta sus vínculos como una "base segura" que no está constantemente problemas por conflictos o dramas. Esa sensación de seguridad parece ser más difícil de lograr en las combinaciones de ansiedad / evitación, ya que en esta relación la pareja a menudo se encuentra en una lucha constante, en la que la pareja evitativa se sient atrapada, sofocada, controlada, y abrumada por el exceso de “necesidad ", mientras que la pareja ansiosa se siente constantemente herida por el abandono, el rechazo, la frialdad y la distancia emocional percibida.

Relaciones adultas seguras pueden hacer mucho para sanar patrones disfuncionales, pero sólo la comprensión de cómo funciona su estilo particular, incluidos los tipos de distorsiones y prejuicios que éste crea en su percepción de las relaciones, puede ayudar a corregir esas distorsiones. Es por esa razón que las nuevas ideas de la teoría del apego son muy dignas de estudio.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

Un estudio de parejas masculinas a largo plazo no monógamas

Blake Spears y Lanz Lowen han estado juntos por más de 34 años. Me dijeron que todavía tienen buen sexo, lo que contradice la creencia común de que el interés sexual cae en picada en una relación a largo plazo. ¿Cómo lo hacen? "Una de las razones", dijo Lanz, "es que hemos estado en una relación abierta desde el principio. Si no hubiera sido abierta, no habríamos sido capaces de crecer como individuos o como pareja.” Pero, ellos escriben, se trató de una jornada que tomaron "sin una guía de ruta ... Información sobre cómo las parejas navegan este terreno es sorprendentemente escasa . Teníamos curiosidad acerca de la experiencia de los demás y asumimos que muchas parejas a largo plazo podrían ofrecer perspectivas valiosas y lecciones ganadas duramente.” Entonces, hace unos años, ellos decidieron utilizar su entrenamiento y experiencia combinadas – en investigación y psicología – para hacer un estudio profundo e independiente sobre relaciones abiertas y a largo plazo entre hombres gais. Ellos querían ofrecer a la comunidad una imagen precisa de lo que la no monogamia realmente parece en la vida de los hombres gais. Sus estudios han sido completados ahora. Es una mirada íntima a la vida de 86 parejas que han estado juntas por no menos 8 años, y al que es posible acceder en The Couple Study*

Este estudio es una lectura fascinante, porque los autores en gran medida evitan la especulación y dejan que los participantes hablen por sí mismos. Un hallazgo que me fascinó fue la gran variedad de "aperturas" que las parejas practicaban. Algunos sólo las hacían juntos, algunos sólo por separado, y algunos hacían ambas cosas. Algunos sólo permitían encuentros fuera y anónimos, mientras que otros permitían "amigos con beneficios", y otros construían familias poli-amorosas con múltiples parejas. Algunas (alrededor de un diez por ciento) no tenían reglas que rigieran en nada el sexo fuera de la relación, mientras que en al otro extremo del espectro algunas creaban reglas detalladas de juego y contratos. Todo tipo imaginable de "apertura" parecía trabajar para alguien.

El estudio incluye resumen breve de las investigaciones anteriores sobre la no monogamia, en las cuales los autores informan que "La mayoría de las investigaciones muestran que aproximadamente dos tercios de las parejas masculinas a largo plazo, que han estado juntas durante cinco o más años, son honestamente no monógamas”, y que “Múltiples estudios han encontrado no diferencias en la calidad de la relación, o en la satisfacción, entre las muestras de parejas masculinas sexualmente exclusivas y las no exclusivas.” A pesar de estos hallazgos, Blake y Lanz han tenido dificultades reclutando participantes. No tuvieron problemas para encontrar parejas no monógamas, pero relativamente pocas querían hablar de ello. Un hombre que eligió participar dijo: "Tener una relación abierta se siente como una forma rara de estar en el armario de nuevo. Familia y amigos esperan que seamos monógamos, y no les decimos que no lo somos. Es como un secreto… En nuestra comunidad y en la sociedad, se siente como si algo importante no es comprendido, estudiando, o no se está hablando de ello."

No es de extrañar. Relaciones no monógamas pueden ser comunes en nuestra comunidad, pero todavía escucho con frecuencia a hombres gais criticarlas como patológicas, inmaduras y destructivas. A veces me aseguran con confianza, como si fuera evidente por sí mismo, que las relaciones abiertas son menos sanas, cariñosas, responsables u honestas que las relaciones monógamas; que si estás teniendo relaciones sexuales fuera de la relación, algo debe estar mal con el amor o la comunicación en la asociación, que el sexo fuera hace perder la concentración de uno al otro, y que una vez que "empiezas a alejarte" es "el principio del fin."

Blake y Lanz llegaron a conclusiones diferentes. Aunque admiten que "... teníamos una población de estudio inclinada hacia lo positivo," ellos creen que su trabajo demuestra que "... es razonable concluir que la no monogamia para las parejas de hombres gais es una opción viable. Cuando los compañeros encuentran suficiente terreno común en sus inclinaciones y perspectivas hacia la no monogamia, el sexo fuera aprobado es una posibilidad sostenible y satisfactoria. Si una pareja está dispuesta a ser directos y resolver problemas según sea necesario, la no monogamia no es por naturaleza desestabilizadora. De hecho, los resultados de este estudio sugieren lo contrario – que para muchas parejas del estudio la no monogamia les permite estar juntos. La duración media de estadía en las parejas entrevistadas fue de 16 años – el doble de nuestro requisito mínimo. Teniendo en cuenta las dificultades que tuvimos en el reclutamiento de los participantes, esta cifra sugiere una correlación positiva entre longevidad y la no monogamia. Como mínimo, destruye el mito de que la apertura de la relación es el 'principio del fin'."

Por otro lado "... para la mayoría de las parejas hubo un precio de admisión. No monogamia vino con riesgos y un mantenimiento requerido.” La mayoría de los participantes encontraron que hacerla trabajar requiere “clarificar valores y asegurarse de que son mutuos; apreciar y adecuar las diferencias, mantenerse firmes a los acuerdos y al compromiso con la honestidad; aumentar una mayor capacidad para procesar y manejar sus propias reacciones emocionales; aprender a expresar sus deseos, preocupaciones y sentimientos incómodos; ser más vulnerables, confidentes, perdonadores, generosos; asociarse para resolver constructivamente, y encontrar soluciones a problemas imprevistos y posiblemente muy pesados "

¡Vaya! Eso es una tarea difícil. Mientras leo esto, se me ocurrió que ello podría ayudar a explicar por qué la no monogamia tiene una mala reputación con algunos hombres homosexuales. Muchos de nosotros entramos en una relación abierta esperando que será mucho más fácil que la monogamia; que nos proporcionará, más o menos sin esfuerzo, con "lo mejor de ambos mundos." Eso puede ser uno de los mitos más importantes que este estudio destruye. Proporciona una dosis muy necesaria de realismo: para tener éxito, las relaciones abiertas requieren de compromiso, paciencia y trabajo duro.

* Nombre del estudio (en PDF formato): Beyond Monogamy: Lessons from long-term males couples in non-monogamous relationships.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

¿Por qué “otredamos”

Aclaración lingüística sobre la traducción. El verbo OTREDAR no existe en español. Tom Moon M.F.T. – el autor del artículo – utiliza la licencia verbal OTHERIZE, inexistente también en el idioma inglés, para expresar mejor la esencia de los conceptos que desea transmitir. En el idioma español, lo más cercano a esa esencia – ofrecida por la Real Academia Española – es la palabra OTREDAD (nombre femenino usado en filosofía, cuyo significado es el siguiente: Condición de ser otro). El traductor también se tomó una licencia lingüística en español, y convirtió la palabra OTREDAD en un verbo, para así mantener el estilo expresivo de Tom Moon.

Hace algunos años estaba caminando con un amigo en San Francisco cuando pasamos por un grupo de adolescentes. Uno de los muchachos gritó: "¡Espero que ambos mueran de SIDA!" Lo miré a la cara y vi puro odio en sus ojos. Me di cuenta de que no me estaba viendo a mi en lo absoluto, sino a una construcción de su propia mente. Para él – como mi amigo y yo diferíamos de él y sus amigos – éramos menos que humanos, no dignos de respeto, y merecíamos ser atacados por el mero hecho de que existiéramos. En resumen, él nos había "otredados".

Investigación neuropsicológica está demostrando que “otredar” es una capacidad humana innata y universal. Tan pronto como ubicamos a las personas fuera del círculo de "nosotros", el cerebro automáticamente empieza a devaluarlas para justificar los malos tratos hacia ellas. ¿Pero por qué? Como “otredar” está en la raíz de casi todos los problemas más difíciles de la humanidad – racismo, sexismo, homofobia, nacionalismo militante, fanatismo religioso, etc., es obvio que estaríamos mejor sin él. Entonces, ¿cómo es que surgió en primer lugar? La antropología ofrece algunas pistas importantes sobre esta cuestión. Durante millones de años, hasta el advenimiento de la agricultura, nuestros ancestros vivieron en tribus de cazadores-recolectores que por lo general tenían menos de 150 miembros. Eran amenazados por depredadores, hambre y enfermedades; y tenían que competir con otras tribus por los escasos recursos. En estas duras condiciones, los que colaboraban con otros de su tribu solían vivir más tiempo y tenían más hijos. Debido a lo afirmado anteriormente, la selección natural favoreció la evolución del amor, la cooperación, la empatía, la lealtad y la justicia dentro de las tribus. Pero esas mismas presiones evolutivas también favorecieron la agresión despiadada hacia los miembros de las tribus rivales. La cooperación y la agresión evolucionaron sinérgicamente: las tribus que eran más cooperativas, eran también más exitosamente agresivas; y la agresión hacia otras tribus exigía la cooperación dentro de las tribus.De ahí la extraña dualidad en la naturaleza humana: somos capaces de amor profundo y actos inspiradores de sacrificio, pero somos capaces de crueldad sin límites también. El tribalismo está vivo y bien en las estructuras de nuestro cerebro.

Pero mientras que la capacidad de “otredar” está profundamente arraigada, también es cierto que las estructuras más recientemente evolucionadas del cerebro pueden alterar el comportamiento de las estructuras más primitivas. O, más simplemente, nuestra capacidad única para la auto-conciencia, la auto-reflexión, y la intención deliberada nos dan también una capacidad única para la libertad de acción.

Una cosa que podemos hacer – para reinar sobre nuestro propio “otredar” – es no cometer el error común e ingenuo de "otredar al otredor." Es fácil señalar con el dedo a los homófobos y a los racistas, pero se necesita humildad poco común para ver en nosotros mismos lo que condenamos en los demás. En cualquier momento que surjan ideas farisaicas cuando piensa acerca de cualquier otro grupo o persona, sin importar cuan malo, odioso, ignorante, etc., son, sospeche que se le ha activado su propia capacidad para “otredar”. Esto puede ser muy útil para conformar su intención de estar en alerta en aquellas situaciones que lo inclinen a devaluar otras personas. Algunas de estas situaciones son tan automáticas, o parecen tan triviales, que son pasadas por alto fácilmente. Por ejemplo, he notado que cuando estoy conduciendo, a veces “otredizo” peatones que me hacen frenar en las intersecciones (¡tenías que ser…!); y cuando estoy caminando, a veces “otredizo” los conductores que se impacientan con los peatones (¡manejas cómo…!).

Cuando nos damos cuenta que estamos “otredando” a una persona o a un grupo, puede ayudar el recordar estas palabras de Longfellow: "Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en cada uno de ellos suficiente dolor y sufrimiento como para desarmarnos de toda hostilidad.” Cuando “otredamos”, apagamos las vías neuronales mediadoras de la compasión y la empatía. Quizá por esa razón – si usted trata de inclinar su mente hacia sentir empatía por alguien despreciado – ya debe haber experimentado la enorme resistencia, a veces racionalizada por pensamientos acerca de cómo no se lo merecen, o por la extraña creencia de que sentir empatía por gente mala les permite salirse con la suya de alguna manera. Pero si usted puede ver la humanidad en su enemigo, la intensidad de “otredar” automáticamente comienza a disminuir. Esto no tiene nada que ver con excusar el mal comportamiento, o tolerar la injusticia: podemos condenar las acciones crueles, y al mismo tiempo recordar la humanidad del actor. Cultivar el hábito de ver "malos actores" también como "nosotros" toma paciencia, pero se puede hacer.

También podemos beneficiarnos el hacer prácticas espirituales como la meditación benevolente budista, que está diseñada para fortalecer la capacidad de perdonar y ser compasionados. Es irónico que muchos de nosotros nos aferremos tan tenazmente a la costumbre de “otredar”, porque cada vez que fortalecemos estas capacidades positivas, más felices tendemos a ser. Eso es porque todas las emociones relacionadas con “otredar” – desprecio, odio, venganza, miedo, etc., – son dolorosas; mientras que las relacionadas con la empatía y la compasión son tranquilizadoras, pacíficas, e inclusive jubilosas. En su libro El Cerebro de Buda (Buddha’s Brain), el neuropsicólogo Rick Hanson narra la historia de "... una anciana nativo-americana que se le preguntó cómo había llegado a ser tan sabia, tan feliz y tan respetada. Ella respondió: "En mi corazón hay dos lobos: un lobo de amor y un lobo de odio. Todo depende de cual alimento cada día. "


NOTA: (¡tenías que ser…!) y (¡manejas cómo…!) - Frases agregadas al texto original para clarificar la traducción al español.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

No des causa a nadie de temerte

Los seres humanos somos, en general, una especie cautelosa, inquieta y desconfiada. Presiones evolutivas hicieron eso inevitable. Aquellos antepasados que subestimaron las amenazas de depredadores, y otros seres humanos, no sobrevivieron para transmitir sus genes. Nosotros somos los descendientes de los más temerosos que mantuvieron un ojo vigilante sobre los peligros potenciales. Como resultado, nuestro cerebro está constantemente escaneando en busca de peligros y amenazas del entorno, especialmente las amenazas sociales como el rechazo o falta de respeto. Con sólo ver un ceño fruncido, o una pizca de desaprobación, nuestros sistemas de alarma se encienden. Y cuando provocamos sentimientos de amenaza entre nosotros, nos es muy fácil empezar a chocar entre sí, mutuamente generando actitudes defensivas, vengativas, de resentimientos, rencores y enemistades.

Es por eso que he pensando mucho sobre una máxima ética tradicional que aprendí del neuropsicólogo Rick Hanson: "No des causa a nadie de temerte" Es una idea tan simple y hermosa, y es tan diametralmente opuesta a lo que la mayoría de nosotros hemos aprendido.

Por ser un niño que creció en un barrio de clase trabajadora, me enseñaron temprano que era importante crear miedo en los demás. Comprendí que, en la calle, tenía que tener una coraza. Tenía que fingir y pavonear; parecer peligroso, incluso amenazante, listo y dispuesto a luchar. Aprendí que era esencial para mi supervivencia social, y tal vez física, encubrir el hecho de que era gay; así como ocultar mi vulnerabilidad, miedo y ternura. Cuando me hice mayor, aprendí – en el mundo académico y laboral – formas más sutiles de guardarme de amenazas y establecer dominio: hipocresía, irritación, exasperación e impaciencia; tonos cáusticos, sarcásticos o degradantes; condescendencia, ridiculización, humillación y argumentación, suspiros y revolver los ojos; preguntas inquisitivas, prepotencia, y así sucesivamente.

Pero en realidad, nadie quiere vivir así. A pesar que la mayoría de nosotros – en cierto grado – pensamos que tenemos que hacerlo. He aquí una traducción moderna de un poema corto por Hafiz, que expresa otra verdad, y una visión alternativa: "Admita algo: A todos los que veas, diles: "Ámame". Por supuesto, no lo haga en voz alta, de lo contrario alguien podría llamar a la policía. Aunque, sin embargo, piense en ello, en esta gran atracción nuestra por conectarnos. ¿Por qué no ser quien vive con una luna llena en cada ojo y siempre está diciendo, con ese lenguaje dulce de la luna, lo que los ojos de todos en este mundo se mueren por escuchar?".

Tales palabras evocan un antiguo anhelo por una vida diferente, pero también generan resistencia. La primera respuesta – a cualquier sugerencia de que podemos vivir menos defensivamente – es la ingenuidad y temeridad de tal idea. El mundo es un lugar peligroso. ¿No necesitamos saber cómo defendernos? Sí, tenemos que estar preparados para hacer valer y defender nuestros derechos legítimos, y para protegernos. Otras personas no tienen que temernos para comprender que si son abusivos, o que si se rompen acuerdos con nosotros, habrá consecuencias. Pero, ¿realmente tenemos que estar armados hasta los dientes (metafórica o literalmente) con el fin de estar a salvo? Tal vez hay ventajas reales, para nosotros, si la gente que nos rodea se sienta más tranquila, más relajada, más segura, y más en paz con nosotros. Tal vez dar "el don de la valentía" a los demás es también un regalo para nosotros mismos.

¿Cómo lo hacemos? Aquí están algunas sugerencias:

Empiece por ser honesto consigo mismo acerca de sus intenciones. En conversaciones difíciles, ¿intenta estar en lo cierto, mostrar a otros cómo están equivocados, o castigar? Comprométase con metas positivas, tales como descubrir lo que realmente sucedió en una situación, ser empático, fortalecer la relación, o resolver un problema práctico.

Recuerde relajarse con frecuencia, respirar profundamente, estirarse, y dejar ir. Cuando te acercas a cualquier interacción con un cuerpo tenso, señalas a otros que problemas podrían estar en camino, y de inmediato ello mismos comienzan a tensarse. Recuerde también reducir la velocidad. Para nuestros antepasados, sucesos repentinos eran a menudo el comienzo de un ataque mortal. Es por eso que hablar rápido – disparando instrucciones o preguntas, así como movimientos bruscos – puede confundir y alarmar a otros.

Evite el lenguaje incendiario, y comprenda que incluso un poco de ira puede tener mucho alcance. Sólo una muestra de ella hace que los otros se sienten amenazados. Nótese, por ejemplo, cómo una multitud se pone tranquila de repente si todos oyen una voz airada. Entienda que su tono de voz es tan importante como el contenido de su discurso. Dele a la otra persona espacio y tiempo para hablar libremente. No haga nada para robarle a alguien su orgullo y su dignidad.

Por último, asegúrese de que sea una persona confiable, de modo que otros no teman que los va a defraudar.

Cuanto más des “el don de la valentía” a los demás, más disfrutarás de lo que los budistas llaman "la bienaventuranza de la inculpabilidad", porque sabrás que has hecho todo lo posible para reducir el miedo en otros. También notarás que empiezas a sentirte más seguro, porque cuando los que te rodean se sientan seguros, ellos serán menos propensos a darte causa para temerles.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net

¿Quién está a cargo de sus festividades?

La temporada navideña es un tiempo de diversión y celebración para muchas personas, pero para aquellos que sufren pesares u otras formas de dolor emocional, puede ser un momento de tristeza profunda. Para muchos en la comunidad LGBT es un momento especialmente difícil, en parte porque las imágenes de reunión familiar chocan con la realidad del alejamiento de las familias en muchos de los nuestros. Pero creo que puede ser un tiempo de paz para nosotros - e incluso de alegría - si respondemos a la temporada con autenticidad e integridad.

He aquí un ejemplo de cómo no hacer las fiestas. Conozco a una pareja, a quien llamaré Carlos y Jacinto, que han estado juntos durante doce años. Cada invierno, ello empacan diligentemente y se embarcan separadamente - en vuelos atestados e incómodos - hacia sitios fríos para pasar las vacaciones con sus familias. Ambas familias inmediatas "aceptan" su relación, pero en cada familia "los familiares no entenderían"; por lo cual ellos evitan las escenas o la vergüenza de pasar separados la Navidad y el Año Nuevo.

A medida que nuestra comunidad crece y se fortalece, cada vez menos de nosotros estamos dispuestos a aceptar más ese tipo de falta de respeto a nuestras relaciones. Sin embargo, formas sutiles de homofobia aparecen todavía cada año en la vida de demasiadas personas LGBT. Cuando las personas heterosexuales se casan, sus lealtades están supuesta a pasar del viejo hogar al nuevo, y a las nuevas familias que están a punto de crear. Pero las familias de hijos e hijas gays suelen tratarlos como si estos estuvieran fuera a perpetuidad en la universidad, y no como adultos maduros con sus propias vidas y relaciones. ¿Es realmente tu deber el tener, en esta época del año, una reunión forzada con personas con las cuales no eres realmente afín? Nuestras familias reales son aquellas que son verdaderamente importantes en nuestras vidas, y si no tenemos ganas de ir a "casa" para las fiestas, tal vez sea porque ya estamos en casa.

Muchos de nosotros, sin pensarlo, cumplimos con viejos condicionamientos mediante los mismos rituales mecánicos de cada año: comprando regalos que no podemos permitirnos para personas que apenas conocemos, durmiendo y ejercitando muy poco, mientras que festejamos demasiado, nos ponemos frenéticos, bebemos en exceso, comemos en exceso, etc Si somos capaces de nadar contra la corriente de la cultura dominante en el área vital de la sexualidad, y hemos reclamado para nosotros la sexualidad que nos es natural, entonces podemos también hacer lo mismo con los días festivos. Sin duda, está dentro de nuestra capacidad el percibir la diferencia entre lo que hacemos porque nos encanta hacerlo, y lo que hacemos porque nos sentiríamos culpables o fuera de paso si no lo hacemos.

Para algunas personas, por ejemplo, el mejor tratamiento para la depresión de festividades es disminuir el impulso. Cuando se acerca el solsticio de invierno, la época más oscura y más fría del año, muchos sentimos una tendencia natural a que el cuerpo hiberne, a que la mente reflexione, a que el corazón se torne hacia adentro, y los estados de ánimo sean más melancólicos . Pero en nuestra sociedad compulsivamente extrovertida, donde casi todo el mundo tiene miedo de la introversión y el estado de ánimo azul es casi ilegal, la mayoría de nosotros corremos en sentido contrario y nos ponemos aún más ocupados, más activos socialmente. Pero si usted encuentra que el correteo celebratorio es más agotador que agradable, ¿por qué no hacer un esfuerzo deliberado en esta temporada para pasar tiempo a solas consigo mismo, para reflexionar sobre su vida? Ya sea estando en contacto con la naturaleza, tener algunas caminatas tranquilas, o meditar - cualquier cosa que lo alivie y tranquilize.

En este país, como en muchos otros, para la mayoría "las festividades" significan Navidad. Yo no soy cristiano, pero siento amor por Jesús como un gran ser, y estaría personalmente encantado de participar en una fiesta que honrare su nacimiento si pensase que la celebración tuviera algo que ver con la manifestación de los valores por los cuales vivió y murió. El hecho de que la Navidad se ha convertido en un festival de avaricia y exceso debe poner por debajo a un montón de personas, porque cada año escuchamos quejas sobre la comercialización de las festividades. Por otro lado, criticar la hipocresía y superficialidad de la "sociedad" es una forma propicia, pero barata, de sentirse satisfecho y moralmente superior sin tener que hacer algo uno mismo. Por lo tanto, si eres una de esas personas que desean tener unas festividades que reflejen tu espiritualidad, es posible hacer la temporada más rica en contenido si adoptas medidas concretas que pongan en acción esos valores antes de que finalice el año. Puedes, por ejemplo:

  • Escribir una "carta de agradecimiento" a alguien que es importante para usted, que exprese todas las formas en que usted lo aprecia a él o ella, sobre todo incluyendo las cosas que nunca ha dicho.
  • Iniciar un acto de paz dentro del círculo de sus seres queridos.
  • Dar un "regalo", al menos a una persona, que no implique gastar dinero.
  • Si puede permitirse el lujo de hacerlo, puede regalarle a alguien amado algo que realmente necesita - pero asegúrese que nunca sepa quien lo hizo.

Realmente, el asunto fundamental aquí es: "¿Quién está a cargo?" Todo lo que necesitamos, para hacer de las festividades un momento gratificante en nuestras vidas, es imaginación y coraje para definir por nosotros mismos lo que ellas son y lo que significan.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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