He aquí un ejemplo de cómo no hacer las fiestas. Conozco a una pareja, a quien llamaré Carlos y Jacinto, que han estado juntos durante doce años. Cada invierno, ello empacan diligentemente y se embarcan separadamente - en vuelos atestados e incómodos - hacia sitios fríos para pasar las vacaciones con sus familias. Ambas familias inmediatas "aceptan" su relación, pero en cada familia "los familiares no entenderían"; por lo cual ellos evitan las escenas o la vergüenza de pasar separados la Navidad y el Año Nuevo.
A medida que nuestra comunidad crece y se fortalece, cada vez menos de nosotros estamos dispuestos a aceptar más ese tipo de falta de respeto a nuestras relaciones. Sin embargo, formas sutiles de homofobia aparecen todavía cada año en la vida de demasiadas personas LGBT. Cuando las personas heterosexuales se casan, sus lealtades están supuesta a pasar del viejo hogar al nuevo, y a las nuevas familias que están a punto de crear. Pero las familias de hijos e hijas gays suelen tratarlos como si estos estuvieran fuera a perpetuidad en la universidad, y no como adultos maduros con sus propias vidas y relaciones. ¿Es realmente tu deber el tener, en esta época del año, una reunión forzada con personas con las cuales no eres realmente afín? Nuestras familias reales son aquellas que son verdaderamente importantes en nuestras vidas, y si no tenemos ganas de ir a "casa" para las fiestas, tal vez sea porque ya estamos en casa.
Muchos de nosotros, sin pensarlo, cumplimos con viejos condicionamientos mediante los mismos rituales mecánicos de cada año: comprando regalos que no podemos permitirnos para personas que apenas conocemos, durmiendo y ejercitando muy poco, mientras que festejamos demasiado, nos ponemos frenéticos, bebemos en exceso, comemos en exceso, etc Si somos capaces de nadar contra la corriente de la cultura dominante en el área vital de la sexualidad, y hemos reclamado para nosotros la sexualidad que nos es natural, entonces podemos también hacer lo mismo con los días festivos. Sin duda, está dentro de nuestra capacidad el percibir la diferencia entre lo que hacemos porque nos encanta hacerlo, y lo que hacemos porque nos sentiríamos culpables o fuera de paso si no lo hacemos.
Para algunas personas, por ejemplo, el mejor tratamiento para la depresión de festividades es disminuir el impulso. Cuando se acerca el solsticio de invierno, la época más oscura y más fría del año, muchos sentimos una tendencia natural a que el cuerpo hiberne, a que la mente reflexione, a que el corazón se torne hacia adentro, y los estados de ánimo sean más melancólicos . Pero en nuestra sociedad compulsivamente extrovertida, donde casi todo el mundo tiene miedo de la introversión y el estado de ánimo azul es casi ilegal, la mayoría de nosotros corremos en sentido contrario y nos ponemos aún más ocupados, más activos socialmente. Pero si usted encuentra que el correteo celebratorio es más agotador que agradable, ¿por qué no hacer un esfuerzo deliberado en esta temporada para pasar tiempo a solas consigo mismo, para reflexionar sobre su vida? Ya sea estando en contacto con la naturaleza, tener algunas caminatas tranquilas, o meditar - cualquier cosa que lo alivie y tranquilize.
En este país, como en muchos otros, para la mayoría "las festividades" significan Navidad. Yo no soy cristiano, pero siento amor por Jesús como un gran ser, y estaría personalmente encantado de participar en una fiesta que honrare su nacimiento si pensase que la celebración tuviera algo que ver con la manifestación de los valores por los cuales vivió y murió. El hecho de que la Navidad se ha convertido en un festival de avaricia y exceso debe poner por debajo a un montón de personas, porque cada año escuchamos quejas sobre la comercialización de las festividades. Por otro lado, criticar la hipocresía y superficialidad de la "sociedad" es una forma propicia, pero barata, de sentirse satisfecho y moralmente superior sin tener que hacer algo uno mismo. Por lo tanto, si eres una de esas personas que desean tener unas festividades que reflejen tu espiritualidad, es posible hacer la temporada más rica en contenido si adoptas medidas concretas que pongan en acción esos valores antes de que finalice el año. Puedes, por ejemplo:
- Escribir una "carta de agradecimiento" a alguien que es importante para usted, que exprese todas las formas en que usted lo aprecia a él o ella, sobre todo incluyendo las cosas que nunca ha dicho.
- Iniciar un acto de paz dentro del círculo de sus seres queridos.
- Dar un "regalo", al menos a una persona, que no implique gastar dinero.
- Si puede permitirse el lujo de hacerlo, puede regalarle a alguien amado algo que realmente necesita - pero asegúrese que nunca sepa quien lo hizo.
Realmente, el asunto fundamental aquí es: "¿Quién está a cargo?" Todo lo que necesitamos, para hacer de las festividades un momento gratificante en nuestras vidas, es imaginación y coraje para definir por nosotros mismos lo que ellas son y lo que significan.
Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.
Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net