El resultado puede ser una herida profunda en el núcleo de nuestro sentido de individualidad. A menudo, los antecedentes para sentirnos que no pertenecemos, que somos un error, una vergüenza, "menos que", defectuosos, y que se queda con nosotros hasta bien entrada la edad adulta, incluso después de que hemos salido del armario y "aceptado" quienes somos. La ironía dolorosa es que los que hacen más por enseñarnos que estamos equivocados son las personas que más queremos que nos amen, otros hombres. El primer hombre en la vida de un niño gay, su padre, a menudo advierte que su hijo es diferente cuando éste tiene de tres a cuatro años, y puede sentir, consciente o subliminalmente, que es gay.
A veces, entonces, el primer paso en la búsqueda de una relación de amor es admitir a nosotros mismos que la queremos. Una vez que estamos finalmente lo suficientemente independientes como para vivir abiertamente la vida gay, muchos de nosotros, como es natural, queremos olvidarnos de los traumas del pasado. Pero lo que dice Santayana, de la Historia, también aplica al pasado personal: aquellos que no la recuerdan, están condenados a repetirla. Como adultos, nos congregamos generalmente en zonas urbanas, buscándonos los unos a los otros para el apoyo y la comunidad. Pero traemos nuestras heridas con nosotros. Nuestra tarea difícil es crear comunidades de gente desconocidas. ¿Es de extrañar que no lo hagamos perfectamente? ¿Es un misterio el por qué tantos hombres gays encuentran la "comunidad gay" fría, poco solidaria, y profundamente decepcionante? Hombres gay que añoran una relación amorosa, pero tienen dificultades para formar lazos estables con otros hombres, podrían beneficiarse reflexionando sobre las conexiones entre sus pasadas y presentes experiencias con los hombres.
Una forma de comenzar a hacerlo podría ser leyendo el nuevo y excelente libro de Richard Isay, Compromiso y Curación: Hombres gay y la necesidad de amor romántico. Isay es un psiquiatra, practicante en Nueva York, que ha dedicado su carrera a ayudar a los hombres homosexuales a superar sus obstáculos para amar. Él cree fervientemente que asociaciones sexuales fuertes son vitales para nuestro bienestar. Para él "El amor de otra persona en una relación sexual íntima y solidaria, sostenida durante muchos años, es la cura para el amor propio empobrecido de los hombres homosexuales que resultaron heridos en la infancia por el rechazo de los padres, o la indiferencia a sus necesidades específicas, y más tarde traumatizados por el rechazo de sus compañeros y de una cultura que degrada sus pasiones.” Su mensaje optimista es, últimamente, que esta generación de hombres gay tiene el poder de sanar nuestras heridas y satisfacer esta necesidad esencial.
Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.
Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net