Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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¿De qué lado estás?

“¿Estoy de mi propio lado?” A veces aliento a los clientes que luchan con sus “asuntos de amor propio” a que se pregunten a sí mismos esta pregunta sencilla pero poderosa. Por estar uno de su lado no significo estar uno en contra de los demás. Estoy hablando de tener un sentido básico de lealtad al bienestar propio, y que se expresa como un compromiso consistente para protegerse uno de lo que perjudica, y hacer todo lo que está en nuestro poder para crecer.

Muchos de nosotros no estamos consistentemente de nuestro lado en áreas importantes de nuestras vidas; de hecho somos realmente nuestros peores enemigos. Uno de los efectos de crecer en una sociedad competitiva e individualista, como la nuestra, es que casi todos en nuestra cultura parecemos tener un “crítico interior” que evalúa sin descanso nuestro desempeño en las tareas de la vida, y que consistentemente lo encuentra deficiente. Quizás, las personas gay son especialmente vulnerables a ser autocríticas, y a que sintamos que no estamos a la medida correcta de las cosas; porque la mayor parte de nosotros recibimos, desde edad muy temprana, mensajes poderosos del entorno diciendo que éramos diferentes, malos, incorrectos, menos que, decepcionantes de nuestros padres, etc.

La mente humana tiene una capacidad asombrosa para volverse contra sí misma. Cuando hacemos esto, perdemos motivación para vencer nuestros propios sufrimientos, o protegernos del abuso a manos de otros. Podemos sentirnos que no merecemos la pena como para intentar encontrar nuestros objetivos y lograr nuestros sueños. Pero si estar en contra de uno mismo es una conducta aprendida, también debe ser posible aprender a estar uno del lado propio. Hay, de hecho, unos pocos ejercicios sencillos que pueden ser muy útiles para crearse el hábito de ser leal a uno mismo.

El primer ejercicio es simplemente verificarse uno mismo, varias veces a través del día, preguntando, “¿Estoy de mi lado en este momento?” El propósito es llegar a estar más consciente de esas situaciones en las que uno no es leal al propio bienestar. Pudiera descubrir, por ejemplo, que está más inclinado a volverse contra sí mismo cuando se encuentra dolorido emocionalmente. Muchas personas se culpan a sí mismas cuando están tristes, deprimidas, o temerosas; como si el mismo hecho de que sufrieran fuese prueba de que han realizado algo malo. O puede descubrir que se vuelve contra sí mismo cuando otras personas lo presionan para hacer algo que no quiere hacer. Muchos de nosotros estamos condicionados a considerar el complacer a otros como algo más importante que cuidarnos a nosotros mismos.

Cuando descubra que no está de su lado, el próximo paso es dejar lo que está haciendo y tomar tres, o más, alientos profundos y lentos. Es posible que quiera recitar, en silencio, una afirmación positiva en ese momento. La favorita mía es “Ámate y acéptate tal y como eres ahora.” Quizás sea también útil traer a la mente la imagen de alguien que lo ama, e imaginarse que se ve a sí mismo a través de los ojos de esa persona. Pregúntese cómo esa persona desearía que usted se sintiese hacia usted mismo en este momento. Otra práctica es recordar al niño que fue una vez. Véase hoy como ese niño inocente e impotente, e interiormente ofrézcase el mismo amor paternal y la protección que cada niño se merece. Para ayudar a evocar esta compasión protectora hacia usted mismo, puede llevar consigo una fotografía de cuando era niño, y mírela cuando esté inclinado a tratarse duramente.

Cuándo consiga evocar sentimientos amorosos hacia sí mismo, póngale atención especial en que parte del cuerpo los siente. Advierta donde siente las sensaciones de calor, relajamiento, y bienestar. Cuando usted aspire, imagínese que su conocimiento está siendo llevado por el aliento al centro de estas sensaciones positivas. Deles su atención plena, y permítales que se expandan y profundicen tanto como ellas desean.

Si está en una situación donde está confundido acerca de qué hacer, utilice el método “finja hasta que lo haga”. Pregúntese “¿Qué haría en esta situación si fuera realmente una persona que me amo a sí misma, que siempre actúo en mi mejor interés?” Si consigue una respuesta clara, siga su propio consejo, incluso si la conducta no se siente familiar o extraña.

Si su mente le dice que es auto-indulgente o egoísta por hacer estos ejercicios, vea esta mente dura y juzgadora por lo que es, y entonces ofrézcale la misma compasión amorosa que le ha ofrecido al resto de usted mismo. Quizás pudiera recordar también estas palabras, atribuidas al Buda, “Puede buscar en todo el reino de la existencia, y nunca encontrará a un ser más digno de su amor y bondad que usted mismo.”

El auto-odio, como toda experiencia, está mediado por sendas neurales creadas por experiencias pasadas. Cada vez que inclina deliberadamente su mente hacia la autoestima positiva, está literalmente, si lentamente, creando nuevas sendas y alterando la estructura de su cerebro. El proceso es lento, como si estuviera llenando un cubo con agua gota a gota. Pero con paciencia y práctica consistente, su cubo se llenará finalmente; y descubrirá que estar de su lado llega a convertirse en un hábito mental tan consistente, que comienza a sentirlo como algo propio.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net