Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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Cuestiones del espíritu III: Autoridad espiritual

Aaron tiene un dilema. Fue criado como un miembro de una secta religiosa cuyo fundador es venerado por sus seguidores como un profeta y un santo, y cuyas palabras se consideran como la Verdad Absoluta. Aaron creció sintiéndose profundamente conectado a la secta. Tenía un sentido de pertenencia a una comunidad, y se sintió inspirado a vivir una vida mejor siguiendo el ejemplo del fundador. El dilema de Aaron, que es gay, es que este fundador condenaba categóricamente la homosexualidad.

Dos soluciones se presentan de inmediato. La primera es negar su sexualidad. Aaron lo intentó. Mantuvo en secreto la atracción hacia los hombres durante sus primeros veinte años, mientras trataba de rezar y meditar para alejar sus sentimientos. Sin embargo, en su último año de universidad, finalmente tuvo relaciones sexuales con otro hombre, y lo hizo como pato en agua. Ahora, diez años más tarde, todos saben que él es gay, y vive con un compañero desde hace tres años. No más gato encerrado para él.La segunda solución obvia sería la de negar su espiritualidad. Aaron intentó eso también. A lo largo de su rebeldía cuando estaba en los veintes, cuando se fue encontrando así mismo sexualmente, su lema era "¡Mierda con la religión!" El rechazo pudo haber sido un paso necesario en su desarrollo, pero ya no trabajaba para él. Hoy siente la atracción de algo trascendental, anhela un significado más profundo en su vida, y extraña algunos aspectos de la secta que dejó cuando era más joven. Hasta ahora, espiritualmente, ha sido un niño obediente y un adolescente desafiante. Ahora está tratando de encontrar una vida espiritual apropiada para un gay adulto y maduro que se respeta a sí mismo. Lucha con una pregunta que se hacen probablemente así mismos la mayoría de aquellos en nuestra comunidad siguen un camino espiritual: "¿Qué debo hacer para responder a las reclamaciones de una autoridad espiritual?" Como estudiante de budismo, he seguido mucho la vida y la obra del Dalai Lama. Su firme, resistencia no violenta a la opresión china de su pueblo me inspira, y en su enseñanza encuentro valiosa orientación para la realización de mi propia vida. Pero tengo áreas de desacuerdo. Creo, por ejemplo, que su aceptación de la reencarnación, únicamente en la autoridad del Buda, es débil y poco convincente. Peor aún, él representa y apoya una tradición moral tibetana en la cual cada forma de comportamiento homosexual se considera "mala conducta sexual." Lo veo como sabio y heroico de muchas maneras, pero al igual que todos los seres humanos, encarna las limitaciones y defectos de su propia cultura y condición, y como un hombre gay, no puedo sino lamentar su fidelidad a una moral sexual que considero poco realista y perjudicial. No tengo ningún problema sosteniendo estas opiniones diferentes sobre el Dalai Lama, porque me siento libre para verlo como un ser humano (aunque sea uno muy notable). Pero si pensara que yo estaba supuesto creer que él tiene alguna conexión especial a la verdad que nos es negada al resto de nosotros, entonces tendría un dilema similar al de Aaron.
 
Todas las cinco grandes tradiciones espirituales del mundo (así como todas las menores que yo sepa), contienen mucha tontería, mucho que contradice la ciencia, y mucho que ofende, o debería ofender, nuestro sentido moral. ¿Puede cualquier persona razonablemente educada hoy en día dudar de la veracidad de esta declaración? Las cinco tradiciones surgieron cuando la mayoría de las personas eran analfabetas, y no eran ciudadanos, sino "sujetos" de los que se esperaba que obedecieran a las autoridades religiosas, sin dudar. Y estas autoridades religiosas solían estar aliadas, o no se podían distinguir, de los poderes seculares. Su "autoridad" estaba reforzada con pretensiones de la Absoluta, Eterna, e Infalible Verdad. Todas las tradiciones se han vendido más a sí mismas con estas reclamaciones exageradas, y todas han fomentado, en una manera u otra la opresión: la subyugación de la mujer, por ejemplo, y la esclavitud y la homofobia. Evidentemente, las tradiciones religiosas no descienden, perfectamente formadas, desde lo alto. Ellas son creaciones humanas, y asumen las imperfecciones de todas las cosas humanas.

Cualquier persona gay que sienta una atracción espiritual en su interior, y se sienta atraída a investigar una de las tradiciones de búsqueda recibidas, es aconsejable que recuerde esta parte sombría de la religión. Y que se acerque a la búsqueda espiritual como un adulto que puede dilucidar, y no como un niño crédulo. Es crucial que nunca renuncie a nuestro derecho a pensar por nosotros mismos, o permitir que nuestras dudas y escepticismos sean tratados como pecado o deslealtad. Hay un poco de sabiduría en el mundo, y unos pocos seres humanos sabios que la encarnan; aprender de ellos puede elevar y enriquecer nuestras vidas. Pero cualquier "verdad" que no sea congruente con lo que sabemos en nuestras propias mentes, sentimos en nuestros propios corazones, y experimentamos en nuestros propios cuerpos, no es verdad en absoluto. Entregamos nuestra autonomía personal a nuestro propio riesgo. Después de todo, cada uno de nosotros tiene que ser nuestra propia autoridad espiritual final.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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