El perdón es la decisión, consciente y deliberada, de dejar ir la ira y el deseo de venganza contra aquellos que te han hecho daño, independientemente de si realmente se lo merecen. Esto no significa olvidar o restar importancia a la gravedad de la infracción. El perdón no funciona como un desvío o evasión emocional: el dolor de la ofensa debe reconocerse y sentirse a fondo antes que el auténtico perdón pueda comenzar.
Pero mientras que perdonar no significa negar, olvidar o minimizar, requiere de nosotros que nos desprendamos de nuestra lealtad a nuestro sufrimiento. Existe la ilusión generalizada de que, de alguna manera, nos protegemos del daño aferrándonos a la ira, cuando en realidad lo único que hacemos es mantener las heridas abiertas. El Buda comparó aferrarse a la ira como agarrar brasas ardientes con la intención de tirárselas a alguien. Cuando haces eso, lo único que logras es quemarte tú mismo.
- El primer paso para perdonar, entonces, es sentir el peso de la ira corrosiva que mantienes viva por negarte a perdonar, y darte cuenta que no es en tu mejor interés. Imagina como te sentirías, experimentando la tranquilidad mental que tendrías, si estuvieras libre de esta carga. Ve el perdón como un acto de auto-compasión.
- El segundo paso es establecer una intención consciente de perdonar. Decide que ya no estás dispuesto a continuar siendo una víctima, al permitir que los pensamientos y recuerdos de tu agresor te atormenten y priven de felicidad. Al establecer una intención clara, también estableces el alcance de tu corazón. Cuando sabes a dónde vas, reconocerás lo que te apoya en tu jornada y lo que no.
- El tercer paso es ver el panorama completo. Toda vida incluye experiencias de dolor y traición. Es el precio inevitable de estar vivo. En este sentido, el dolor no es sólo tuyo, es el dolor de la humanidad. Cuando lo ves de esta manera, tu dolor ya no te separa, sino que te conecta a todo el mundo a través de tu capacidad de compasión.
- El cuarto paso es centrarte en la persona específica que te hizo daño, y en lugar de ver a esa persona desde el exterior como "otro" mal, siente dentro de su humanidad. Trata de entender las causas y las condiciones en su vida que la llevaron a actuar de la manera en que lo hizo. No para hacer excusas a causa de ellos, sino para encontrar compasión por la ceguera y el sufrimiento en ellos que los hizo actuar hacia ti del modo que lo hicieron.
- El quinto paso es visualizar mentalmente a tu agresor enfrente de ti. Habla con esta persona como si él/ella estuviera realmente presente, y ofrécele el perdón. Siente el alivio a continuación al soltar, aunque sea por un momento, tu rencor contra él/ella. La primera vez que hagas esto, puede que no sientas indulgencia. De hecho, puede que sientas una intensa resistencia, o un afloramiento de la ira. Si eso sucede, enfoca tu atención en ti mismo, respira profundamente y acéptalo. Si te sientes autocrítico, ofrécete perdón por ser duro contigo mismo.
El perdón es un camino, no un acto solitario, y puede que tengas que pasar por estos pasos muchas veces antes de que comience a crecer. Es un trabajo duro. Pero el premio final vale la pena - el descubrimiento de que existen recursos en tu corazón que son más profundos y fuertes que cualquier herida.
Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.
Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net