Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



TRANSLATE / TRADUCIE

Cuestiones del espíritu I: ¿Tiene importancia?

Los maricones parecen ser un gran problema para las religiones en estos días. Un número cada vez mayor de nosotros estamos realmente "participando", con la escandalosa asunción de que tenemos todo el derecho de hacerlo. Lo que es peor aún, que no podemos ser discretos y de buen gusto sobre ello. Somos abiertamente afectuosos con nuestros compañeros, tenemos la expectativa de que las iglesias bendigan nuestras uniones e incluso que ellas ordenen ministros abiertamente gay. Hubo una vez cuando, incluso iglesias conservadoras, estaban dispuestas a dejarnos pertenecer a ellas, siempre y cuando estuviéramos en el armario, penitentes y llenos de culpa, luchando con nuestra naturaleza pecaminosa. Pero la mayoría de estas iglesias no tienen ni la menor idea de qué hacer con la gente gay que se niega a estar avergonzada de sí misma.

Gays y lesbianas en un número cada vez mayor están reclamando su derecho a la vida espiritual, pero la opinión entre ellos está dividida en cuanto al valor de la misma. Los críticos nos recuerdan que las iglesias, más que cualquier otras instituciones sociales, nos han envilecido y oprimido. ¿No es auto-destructivo y homofóbico, se preguntan, para nosotros seguir regresando, como las mariposillas a la llama, a las organizaciones que nos desprecian?

Hay una división similar en la psicología sobre el valor de la espiritualidad. En el campo "científico" están aquellos que creen es una reliquia de nuestro pasado pre científico. El más conocido proponente de este punto de vista fue Freud, quien argumentó que la religión es un síntoma neurótico, una proyección de fantasías infantiles de un padre todopoderoso en el cosmos. Creía que la madurez sólo era posible para aquellos que renunciaran a tales ilusiones y se enfrentaran a su soledad esencial en un universo sin sentido.

Los disidentes en psicología sostienen que la necesidad de vida espiritual no es patología, sino una necesidad humana innata, y que la verdadera madurez implica el desarrollo de la misma. El proponente más articulado de este punto de vista fue William James, cuyo clásico The Varieties of Religious Experience trató de estudiar empíricamente la experiencia espiritual.

Los estudios de James lo convencieron que el "sentido de presencia" de una realidad espiritual, más allá de lo que los cinco sentidos ponen de manifiesto, es una experiencia humana común. Experiencias de revelación personal, comunión, sentido de significado y unidad con un todo más amplio, son comunes entre todos los pueblos. Y él cree que estos eventos tienen efectos poderosos. Ellos unifican la personalidad, crean un sentido de seguridad y paz, sacan a la gente de la desesperación, y confieren una capacidad de entusiasmo y de acción heroica. James llega a la conclusión de que la necesidad de realización espiritual es tan biológicamente fundamental como el sexo y el hambre. Filosóficamente, afirma que cuando hay humo hay fuego. Es decir, algo que ejerce tal poderosa influencia sobre nosotros debe ser real y potente. Vio el poder de la experiencia espiritual como prueba de la realidad de una dimensión espiritual en el universo. La oración y la meditación, a su juicio, no son rituales vacíos, sino "un proceso donde trabajo es realmente hecho, y la energía espiritual fluye y produce efectos reales, psicológico o material, en el mundo fenomenal". Si hay mérito en este punto de vista (y creo que hay), entonces el maricón no debe desestimar simplemente la dimensión espiritual de la vida sólo porque las instituciones religiosas nos han oprimido en su nombre.

Los peligros de la espiritualidad son reales y bien conocidos: el peligro de suicidio intelectual en el nombre de la fe; dependencia destructiva y el sacrificio de la individualidad, y los peligros del fanatismo, y la intolerancia que fomenta la identificación con un grupo moralista estricto.

Pero los beneficios también son reales. Una vida espiritual puede ser un antídoto a la desesperación y la falta de sentido. Puede unificar la personalidad, proporcionar orientación y coherencia a la vida, y nutrir ideales éticos altos. No puede desterrar el sufrimiento y la pérdida, pero puede ayudarnos a sobrellevarlos con madurez y coraje. La espiritualidad nos anima a mirar debajo de la superficie de las cosas, y apunta a una realidad permanente inafectada por el flujo de la vida y de la muerte.

Hay algunos que creen que ser gay implica en sí tener dones espirituales únicos. En su libro Gay Spirit, Mark Thompson escribió: "Definiría a la gente gay como poseedora de una calidad luminosa de ser, una diferencia que acentúa los dones de la compasión, la empatía, la curación, la interpretación, y la habilitación. Veo a la gente gay como los en el medio, los que pueden acarrear diferencias irreconciliables, que son capaces de unir a fuerzas opuestas en una; constructores de puentes que intuyen la luz y la oscuridad en todas las cosas".

Si esto es correcto o no, seguramente debe estar más cerca de la verdad que la idea de que somos cosas raras que nunca debieron ser, y de que no tenemos lugar natural en la familia de la vida. Demasiadas personas gay han vivido vidas espirituales sin peso, como si realmente fueran forasteros, no sólo en relación a su propia cultura, sino a todo el universo. El florecimiento de la espiritualidad gay pone fin a siglos de ese tipo de alienación. Las personas gay están regresando a nuestros lugares de culto, no como mendigos a la puerta, sino como hombres y mujeres que se auto-respetan, y que regresan a casa a reclamar lo que siempre nos ha pertenecido.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
Website: tommoon.net