Los integrantes de la comunidad LGBTQ enfrentan conflictos similares a los de otros grupos humanos. Sin embargo, difieren de ellos por la peculiaridad y gravedad de algunos problemas atípicos: aquellos que son ajenos a quienes la sociedad considera vagamente como "normales". Estos "problemas atípicos" - de no ser resueltos por los miembros de la comunidad LGBTQ - les traen desdicha y disfunción en sus vidas.


Respecto a esos "problemas atípicos", la tarea de los miembros de la comunidad LGBTQ es simultáneamente simple y compleja.

La simplicidad consiste en que cada individuo debe entender y mejorar su realidad "atípica". Es importante no temer a la diferencia; ni tampoco creer que ésta lo hace peor ni mejor que nadie.

La complejidad consiste en que cada integrante de la comunidad LGBT tiene un problema único y personal que resolver; pero sin olvidar que debe ser parte funcional en el devenir social general de la sociedad donde vive.


"Si presta atención cuidadosa a su entorno, percibirá que aceptar su propia diferencia realmente significa estar a tono con la diversidad de éste. Si desea conscientemente identificarse con ese entorno, contribuya al mejoramiento de éste por medio del suyo propio."
Oliverio Funes Leal

" SI LA NATURALEZA PONE UNA CARGA EN UN HOMBRE HACIÉNDOLO DIFERENTE, TAMBIÉN LE DA UN PODER CON ELLO ”

John Fire Lame Deer líder espiritual Sioux de la Tribu Lakota



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Matrimonio y orgullo

Ahora que el matrimonio del mismo-sexo es legal en un segundo estado (al momento son más estados), y centenares de parejas se casan cada día en todas partes de California, quizás sea un momento bueno de resumir brevemente lo que las investigaciones muestran acerca de la viabilidad de las relaciones gay. El escepticismo acerca de nuestras relaciones abunda todavía tanto entre los gay como entre los heterosexuales. Esta es un área donde la homofobia sin examinar permanece poderosa. Todavía oímos que las relaciones gay nunca duran, o que no funcionan porque todos somos demasiado inmaduros, impulsivos, egocéntricos, o autodestructivos para manejarlas. Así lo escribió el moralista conservador William Bennett “Es importante decir públicamente lo que la mayoría de nosotros cree en privado, que el casamiento entre un hombre y una mujer es preferible, en todos los aspectos, al casamiento de dos hombres o dos mujeres.” ¿Realmente? ¿Qué muestran realmente los datos?

En dos estudios publicados temprano este año, por la Asociación Psicológica norteamericana, la noción que las relaciones comprometidas de mismo-sexo son “atípicas psicológicamente inmaduras, o contextos malévolos de desarrollo, no fueron apoyadas por nuestras conclusiones,” escribió el reconocido autor Glenn I. Roisman, PHD. “Comparados con individuos heterosexuales casados, gays comprometidos, tanto de hombres como de lesbianas, no estaban menos satisfechos en sus relaciones… Se encontró que las parejas del mismo-sexo estaban tan comprometidas en sus relaciones románticas como las parejas heterosexuales.” De hecho, “alguna evidencia surgió de que las parejas lesbianas eran especialmente efectivas en resolver conflictos” y “parejas del mismo sexo reportaron más sentimientos positivos hacia sus parejas, y menos conflictos, que las parejas heterosexuales casadas.”

Uno de los expertos más respetados en matrimonio, en América, es el Dr. John Gottman, autor de The Seven Principles for Making Marriage Work. A menudo recomiendo este libro a las parejas gays en conflicto, aunque fuera escrito para una audiencia heterosexual, porque su consejo es práctico y basado sólidamente en investigaciones. Gottman concluyó recientemente un estudio exhaustivo de 12 años sobre las relaciones del mismo-sexo. Algunas de sus conclusiones: 1) La satisfacción general en las relaciones es más o menos la misma en todos los tipos de parejas (heterosexuales, gays, lesbianas); 2) Tanto las parejas gays, como las lesbianas son más decididas ante los conflicto, y utilizan más cariño y humor cuando enfrentan un desacuerdo; 3) Las parejas gays y lesbianas utilizan en los conflictos menos tácticas controladoras, y emocionalmente hostiles, que las parejas heterosexuales; 4) Las parejas gays y lesbianas, en general, son mejor en calmarse y apaciguarse el uno al otro después de un conflicto. Parece que nuestras relaciones no sólo no son mediocres, sino que tenemos realmente unas pocas cosas que podemos enseñar a las personas heterosexuales acerca de cómo manejarlas.

¿Pero nuestros casamientos duran? ¿No nos separamos siempre después de unos seis meses? Darren Spedale, un estudiante de leyes y negocios en la Universidad de Stanford, que estudió las tasas de divorcio en Dinamarca en 1996-97, siete años después de que las asociaciones registradas del mismo sexo fueran legalizadas allí, encontró que el 17 por ciento de asociaciones gays terminaban en divorcio, comparado con el 46 por ciento de las relaciones heterosexuales. “Parejas del mismo-sexo, que entran en relaciones de tipo matrimonial, les han dado obviamente mucho más pensamiento” comentó. “Muchas de ellas, en general, han tenido relaciones más largas antes de atar el nudo.”

Un desafío frecuente a la legitimidad de las relaciones gays, achacado principalmente a los hombres gays, es que todos estamos demasiados obsesionados con el sexo como para mantener compromisos monógamos. Hay varias maneras de responder a esta crítica. Ante todo, más hombres gays son monógamos que muchas personas, incluyendo muchos hombres gays, creen. Por ejemplo, en una encuesta de Advocate sobre sexo en los 90’s, de más de mil trescientos hombres gays, 52% reportó que en sus relaciones presentes, o pasadas, ellos habían sido monógamos; y el 77 por ciento dijo que preferían las relaciones monógamas a las abiertas.

Una segunda respuesta es que personas que viven en casas de vidrio no deben tirar piedras. Contrario a la mitología de los grupos pro “valores de la familia”, la no monogamia no es exactamente un asunto reservado al hombre gay. Entre los heterosexuales, se estima que un 50% de los maridos y un 30-40% de las esposas tienen relaciones extramaritales, y 90% de los divorcios en el primer matrimonio se debe a que uno, o ambos miembros de la pareja, tienen una aventura. Además, son principalmente los hombres heterosexuales, solteros y casados, los que mantienen el negocio multibillonario de la industria de los trabajadores del sexo.

Un estudio de 1994, que compara las relaciones de los gays y las de los heterosexuales, encontró que ni la monogamia ni la no monogamia estaban relacionadas a la satisfacción en la relación para los hombres gays. Lo que fue importante fue adherencia a cualquier acuerdo que la pareja hizo acerca del asunto. Es decir, honradez fue el valor que importó. Quizá, entonces, la diferencia verdadera entre las parejas gays y las heterosexuales, en el asunto de la monogamia, no es que los heterosexuales lo son, y los gays no lo son; sino que cuando las parejas gays no son monógamas, ellas son más probables de actuar sobre la base de acuerdos explícitos y comunicación honesta. Esto es seguramente una manera más madura, y honorable de vivir, que el estilo oficial de monogamia combinada con el engaño en secreto de Elliot Spitzer.

Nosotros no tenemos necesidad de estar a la defensiva acerca de nuestras relaciones, y el movimiento del matrimonio es una manifestación externa del hecho de que, cada vez más, nosotros lo sabemos. Las contiendas judiciales pueden durar durante años, pero creo que lo que nos hace imparables, a largo plazo, es que nuestra auto percepción ha cambiado muy radicalmente. En ejercitando nuestro derecho a casarnos, no estamos solamente “asimilando”; estamos afirmando nuestra dignidad humana como adultos maduros que valoran, y practican, la lealtad, el compromiso, el cuidado, y el amor.

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal.


Tom Moon, MFT
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